Estudies una carrera.
Fas unes opossisións.
Per a conseguí les teues metes te dixes la sang, suó, llágrimes, mil hores de son y alguna que atra dioptría.
Te criden per a cubrí una baixa a un poble que ni saps situá al mapa.
Es sol per a una sustitussió temporal y te agarre mol llun.
Pero es una bona notíssia.
¿Qué collóns? ¡Es una gran notíssia!
Y ton pare obri una botella de vi per a selebráu.
Y ta mare escomense a tráure la roba de hivern.
Y tú tens una miqueta de temó perque eixí de la teua zona de confort y la teua terreta sempre acollone, pero tens cla que tens que anáy, que nessessites escomensá a adquirí experiénsia professional, traballá "de lo teu", llaurát un futuro, "embutí lo cap" an algún puesto.
Trobarás a faltá al teu novio, pero ell entén que tens que anáten per a créixe professionalmen y te apoye per a que u fáigues, encara que sap que te añorará mol.
Bueno, no passe res, tos voréu los caps de semana, tos abrassaréu en mes ganes y la verdat, te fa ilusió conéixe lo teu nou destino per a enseñálay cuan víngue a vóret.
Y lo día que ten vas ta mare te fique fiambreres a una bossa, insistíx en que no íxques de casa sense bufanda y te diu bastantes vegades que la cridos cada día.
Y a ton padre li cau una llagrimeta mentres veu cóm sen va de casa la seua chiqueta per a guañás les llentíes.
Y ta yaya te done un billet mol ben doblegadet com si fore de contrabando.
"Venga, yaya, no fáe falta".
"A callá, prénlo, sagaleta!".
"Venga, yaya, no fáe falta".
"A callá, prénlo, sagaleta!".
Y ten vas.
Poble nou.
Pis nou.
Traball nou.
Compañs nous.
"Hola, soc Laura, encantada".
Descubríxes aon está lo forn de pa mes prop de casa. Als teus veíns los escomense a soná la teua cara. Crides a la teua família cada día per a contáls les teues noves aventures y adornes la nevera en una foto aon lo teu chic te está donán un beset a la galta.
Y una tarde consevol íxes a fé deport y te cruses en un psicópata, un degenerat, un depredadó sexual, un assessino, un sádic...
Y un desconegut acabe en lo mes valiós que teníes: la teua vida. Y perdénla u perts absolutamen tot.
Lo teu novio no ballará en tú a la vostra boda.
Tons pares no sirán los yayos de tons fills.
Les teues amigues no podrán paí este sensesentit.
Ta yaya no se perdonará may habé viscut mes que tú.
Y tots passarán lo que los quede de vida preguntánse per qué no te van impedí que asseptares eixe traball, per qué te van animá a anáten al puesto aon te han tret la vida.
Sisquera que may mes dingú tingue que aná pel carré en temó, mirán cap atrás, aligerán lo pas perque algún extrañ ronde prop.
Ojalá no te haguere passat aixó, Laura.
Ni a tú ni a dingú.
Descansa en pau...
Laura Luelmo |
Original en castellá, no sé lo autó :
“Estudias una carrera.
Haces unas oposiciones.
En tus metas te dejas sangre, sudor, lágrimas, mil horas de sueño y alguna que otra dioptría.
Te llaman para cubrir una baja en un pueblo que ni siquiera sabes situar en el mapa.
Es sólo para una sustitución temporal y te pilla bastante lejos.
Pero es una buena noticia.
¿Qué coño?
¡Es una gran noticia!
Y tu padre abre una botella de vino para celebrarlo.
Y tu madre empieza a sacarte la ropa de invierno del altillo.
Y tú tienes un poco de miedo porque salir de tu zona de confort siempre acojona, pero tienes claro que te quieres ir, que te tienes que ir, que necesitas empezar a adquirir experiencia profesional, trabajar "de lo tuyo", labrarte un futuro, "meter la cabeza" en algún sitio.
Vas a echar de menos a tu novio, pero él entiende que tienes que irte para crecer profesionalmente y te apoya para que lo hagas, pese a que sabe que va a añorarte muchísimo.
Bueno, no pasa nada, os veréis los fines de semana, os cogeréis con más ganas y a decir verdad te hace ilusión conocer tu nuevo destino para enseñárselo cuando vaya a verte.
Y el día que te vas tu madre te mete tuppers en una bolsa e insiste en que no salgas de casa sin bufanda y la llames cada día.
Y a tu padre se le cae una lágrima mientras ve cómo su niña se va de casa para ganarse las lentejas.
Y tu abuela te da un billete muy bien dobladito como si fuera de contrabando. "Anda ya, abuela, no hace falta". "Te callas y lo coges, niña".
Y te vas.
Pueblo nuevo.
Piso nuevo.
Trabajo nuevo.
Compañeros nuevos.
"Hola, soy Laura, encantada".
Descubres dónde está la panadería más cercana, a tus vecinos les empieza a sonar tu cara, llamas a tu familia cada día para contarles tus nuevas aventuras y adornas el frigorífico con una foto en la que tu chico te está dando un beso en la mejilla.
Y una tarde cualquiera sales a hacer deporte y te cruzas con un psicópata, un degenerado, un depredador sexual, un asesino, un sádico...
Y un desconocido pone fin a lo más valioso que tenías: tu vida.
Y perdiéndola a ella lo pierdes absolutamente todo.
Tu novio no bailará contigo en vuestra boda.
Tus padres no serán abuelos de tus hijos.
Tus amigas serán incapaces de procesar este sinsentido.
Tu abuela no se perdonará jamás haberte sobrevivido.
Y todos pasarán el resto de sus días preguntándose por qué no te impidieron que aceptaras ese trabajo, por qué te animaron a irte al sitio donde te quitaron la vida.
Ojalá nunca nadie tuviera que ir por la calle con miedo, mirando hacia atrás, aligerando el paso por la cercanía de un extraño.
Ojalá no te hubiera pasado esto, Laura.
A ti ni a nadie.
Descansa en paz...”