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domingo, 11 de noviembre de 2018

Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano

https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/32/11/11casanova.pdf

Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano
Emili Casanova, este, com Octavio Serret, pert les O, deu sé que no té cap canut y no les sap fé.
Universidad de Valencia - Academia Valenciana de la Lengua // OJO en la AVL, son catalanistes de Valensia, com la ASCUMA catalanistes de Aragó, fan aná les normes de Castelló per al catalensiá, lo valensiá catalanisat.

Apuntes ta un curso alazetal d´aragonés, Santiago Bal Palacios, 1976 :

Apuntes ta un curso alazetal d´aragonés, Santiago Bal Palacios, 1976


Lligíu a https://chapurriau.blogspot.com/2018/11/catalunya-mos-furta-ricart-garcia-moya.html  que los coneix mol be y los fique al seu puesto.

AFA-67 201 archivo de filología aragonesa (afa) 67, 2011, pp. 201-235, ISSN: 0210-5624 
Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano 
Emili Casanova Universidad de Valencia-Academia Valenciana de la Lengua 
Resumen: 
El objetivo de este trabajo es mostrar la necesidad de estudiar la parte aragonesa de Valencia y las hablas de Aragón para lograr un buen conocimiento del valenciano, dada la existencia de numerosos rasgos lingüísticos que podrían deberse, precisamente, a la influencia de los aragoneses. Se analizan los factores históricos que explican dicha influencia y que no son otros que la constante presencia de aragoneses en tierras valencianas, lo que se justifica con la abundancia de apellidos de procedencia aragonesa en Valencia. Finalmente, se aportan algunos casos concretos de componente aragonés en los niveles fónico, morfosintáctico y, de manera especial, léxico. 
1. Introducción Desde su nacimiento en el siglo XIII, a partir de la conquista de Jaime I, hasta hoy, en el Reino de Valencia han convivido dos lenguas llevadas allí por los repobladores catalanes y aragoneses: la mayori- Emili Casanova 202 AFA-67 taria que ha triunfado en la costa, y la minoritaria que se ha asentado en el interior, precisamente en continuidad geográfica con Aragón y Castilla-La Mancha. Aunque por los recuentos documentales de repobladores durante la Edad Media, hasta 1510, vemos que había una mayoría de catalanes —incluyendo aquí los aragoneses de la franja y los occitanos— contamos entre un 30 y un 40% de aragoneses 1 , especialmente en la capital y sus alrededores, contingente que, a diferencia de los procedentes de Cataluña, nunca ha parado de venir a Valencia hasta hoy, entrando especialmente por las rutas de Teruel-Segorbe y Alcañiz-Morella, como podemos confirmar por los centenares de apellidos deotoponímicos aragoneses y de otra clase, a los que cabría añadir la continua emigración de gente de la zona castellano-aragonesa de Valencia hacia la capital (y también a las ciudades de Castellón y Alicante) en busca de un mejor porvenir para sus hijos, los seculares contactos a través de la trashumancia ganadera y el comercio lanar y cereal 2 . Esto nos indica que el factor contacto de lenguas habrá producido muchas interferencias y adaptaciones lingüísticas en las dos lenguas en contacto, a pesar de que hasta hace 20 años ningún estudioso del catalán 3 tenía presente esta realidad, desconociendo las palabras de Eiximenis en la introducción al Regiment de la Cosa Pública: Car com sia vengut e exit per la major partida de Catalunya, e li sia al costat, emperò no·s nomena poble català, ans per special privilegi ha propri nom e·s nomena poble valencià […] que aquesta terra ha lenguatge compost de diverses lengues que li son entorn e de cascuna a retengut ço que millor li és e ha lexats los pus durs e los pus mals sonants vocables dels altres he ha presos los millors, car hi ha molt poble ajustadís i gent arredoladiça de diverses terres 4 . 1. Guinot (1999: 241) demuestra claramente cómo «la gran majoria de pobles valencians foren repoblats per gent que procedia tant de Catalunya com d’Aragó (a més de grups minoritaris de gent de Navarra, Occitània i Castella)». Añade que, vistas las proporciones de origen aragonés de la villa de Morvedre hacia el sur —entre 30% y 40%— «sembla que fou decisiva la seua presència per a la formació del valencià com a varietat de la llengua catalana portada al nou Regne de València pels repobladors. Tant de mossarabismes [...] quan en realitat som al davant d’un contacte del català amb l’aragonés-castellà» (pp. 259-260). También en Guinot (2002: 85-94). 2. Véase Rubio (2002) y Castán (2002). 3. Los autores de la época de Joan Coromines no tenían en cuenta el aragonés, pero, sin duda, este investigador es el prototipo de ello, como demuestra Juan Antonio Frago (1984: 613), que es crítico con Coromines por no tener presente su situación puente entre el castellano y el catalán para explicar muchas palabras: «Parece ser que sólo haya habido castellano y catalán, que el aragonés nunca haya existido con peculiaridades propias o que se confunde con el castellano, identificación que constituye un grave error sobre todo por referencia al Medioevo, pero también a períodos muy posteriores. Todavía hoy el léxico agrícola y familiar aragonés presenta grandes diferencias frente al castellano propiamente dicho». 4. Véase Casanova (2010). Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 203 Aragón, que siempre había buscado la salida al mar por Valencia, se encontró en una situación de desventaja respecto a Cataluña, con un territorio poco poblado, unos señoríos muy fuertes que podían hacerle sombra al rey y un derecho poco atractivo para los repobladores. Esto hizo que el aragonés5 siempre fuera una lengua minoritaria y secundaria como demuestran cuatro hechos concretos, consecuencia de lo anterior: a) En catalán se escribe la Crònica de Jaime I y los Furs de Valencia. b) El aragonés durante el siglo XIII deja de aparecer escrito en la zona valenciano-hablante, como Cocentaina, y los apellidos aragoneses se adaptan a la lengua más influyente y que más hablantes tenía. c) No hay literatura en aragonés, y además en la zona de Segorbe la documentación administrativa aparece en las dos lenguas. d) El derecho aragonés fue poco a poco sustituido por el derecho nuevo valenciano de los Furs, seguramente siguiendo la misma idea del rey fundador de impedir la existencia de señoríos fuertes. Pero a pesar de su inferioridad numérica, su contacto perenne nos sugiere que la caracterización del valenciano actual e histórico deberá mucho a esa lengua o a esos hablantes aragoneses, ciudadanos valencianos, que adaptaron el habla valenciana influyendo en esta. Por ello, no se podrá conocer bien el valenciano sin estudiar la parte aragonesa de Valencia y también las hablas de Aragón, ni al revés, no se podrán conocer las hablas denominadas «churras» sin el estudio conjunto del valenciano y del aragonés, como ha empezado a hacer la Academia Valenciana de la Lengua, con el Corpus Toponímico Valenciano y el Atlas Lingüístico de la Comunidad Valenciana. Y habremos 5. Entiendo por aragonés la lengua no catalana de Aragón, teniendo presente las ideas de Enguita (1991) sobre el complejo dialectal, Lapesa (1980: 176) sobre la renuncia a los localismos pirenaicos cuando llegan al llano, Frago (1991) sobre la castellanización del aragonés, y las de Colón (1993: 75), quien afirma «Allò que denominem aragonès amb prou feines existeix; o bé caldria enfrontar els parlars en descomposició d’allunyades valls pirinenques amb la llengua literària catalana. En l’edat mitjana, pel que fa al vocabulari, les solucions aragoneses eren molt acostades a les del castellà»; Colomina-Ponsoda (1995: 225), para quien sería mejor decirle castellano-aragonés, o Ponsoda (1996: 321), que distingue entre aragonesismos estables y esporádicos. El aragonés se desarrolló en el sur de los Pirineos, en Huesca, entre Castilla y Cataluña, con tres variantes: la nacida alrededor del río Aragón, capital Jaca, donde están Hecho y Ansó; la del Sobrarbe, formada alrededor del río Cinca, con Boltaña y Aínsa, y el habla de la Ribagorza. Cambió su fisonomía cuando llegó al llano en el siglo XII, a Zaragoza y Teruel, por la interferencia del castellano y por su repoblación con castellanos y navarros. Emili Casanova 204 AFA-67 de estudiar a qué se deben las similitudes especialmente léxicas entre el aragonés y el valenciano que se descubren cuando uno se relaciona con hablantes de la primera generación de pueblos aragoneses, como los de la Serranía de Albarracín. 1.1. El contacto de lenguas como motor del cambio lingüístico Una lengua en contacto con otra siempre actúa reforzando las posibilidades y tendencias convergentes, a partir de los hablantes bilingües, activos o pasivos. Este refuerzo en épocas de debilidad interna de la lengua orienta los cambios lingüísticos, los cuales en épocas de decadencia social se extienden y se elevan a categoría literaria y a documento escrito. Esta interferencia o reflejo de una lengua en otra está siempre activa y presente, pero solo se usa como factor explicativo del cambio cuando no encontramos ninguna explicación interna de la lengua. Normalmente, cuando una sociedad o un hablante abandonan su manera de hablar y acogen otra, dejan una marca en la nueva lengua adquirida, la cual vive a nivel familiar, primeramente, pero un día puede llegar a generalizarse. En el siglo XV empiezan a aflorar en valenciano una gran cantidad de fenómenos de tipo diverso que se habían ido extendiendo desde el mismo momento de la conquista, cuando traídos por los repobladores aragoneses se mantuvieron y reforzaron por el apoyo de gente de su mismo grupo social o por nuevos emigrantes de su misma zona geográfica. Posteriormente, esos fenómenos ocupan más espacio, a partir de la nivelación consecuente con la adquisición de la nueva lengua o del contacto lingüístico con gente de una manera semejante de hablar, pero de otra variante, como ocurrió con el contacto con los castellanohablantes a partir del siglo XV. Valencia ha sido siempre una tierra de promisión para los aragoneses. Y eso ya desde la época de los árabes, antes de la creación del reino cristiano de Jaime I. En efecto, después de conquistar Zaragoza y Teruel en el siglo XII, los aragoneses querían seguir bajando al Reino para conseguir unas tierras más cálidas para sus ganados, una salida al mar para sus productos y un puerto para sus exportaciones cerealísticas, pero ya dentro de la Corona de Aragón, compartido con los vecinos catalanes que conquistaron el mismo siglo XII Lérida y Tortosa. Con estos objetivos ayudaron a Jaime I a conquistar Valencia para Aragón, de la misma manera que se había conquistado Mallorca para Cataluña, Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 205 y después participaron en la repoblación, ininterrumpidamente, hasta hoy, a pesar de que nuestro rey, al crear el Reino de Valencia, detuvo sus deseos de anexión de Valencia a Aragón. Desde el Bajo Aragón y el Maestrazgo llegan a la antigua diócesis de Tortosa, es decir, a la provincia de Castellón. Desde Teruel, bajan al Reino, vía Segorbe, por las cuencas del Palancia, del Turia y del Júcar. Si analizamos los libros de Avecinamientos de la ciudad de Valencia, la única emigración significativa que llega a la capital, aparte de la de los pueblos valencianos, hasta el siglo XVII, es aragonesa. Y esta continúa hasta los años setenta de este siglo. En Valencia, por ejemplo, hay actualmente censados más aragoneses que en la ciudad de Teruel, agrupados en un Centro Aragonés. 1.2. El aragonés6 y el castellano en el Reino de Valencia En todas las ciudades del Reino, y en especial en la ciudad de Valencia, Cap y Casal del Reino, han convivido desde el primer momento de la conquista gente de habla catalana y gente de habla aragonesa, en diferentes proporciones, pero siempre con núcleos significativos de hablantes de las dos lenguas. El catalán se constituyó en la lengua administrativa y literaria de prestigio por excelencia, y los aragoneses empezaron a aprenderlo por necesidades sociales, sin abandonar su lengua durante mucho tiempo y muchas generaciones, por el refuerzo del grupo y de las redes familiares y por el contacto con las constantes llegadas de grupos 6. El aragonés medieval era mucho más próximo al catalán que actualmente, como Terrado (1991: 326), explica muy bien: «Siendo Aragón una zona puente entre el dominio lingüístico castellano y el dominio catalán y occitano no es de extrañar la coincidencia de buena parte del léxico aragonés con el de estos ámbitos colindantes [...]. En época medieval, el léxico aragonés debió de presentar una acusada afinidad con el catalán y el occitano, afinidad que mantienen en parte las hablas altoaragonesas actuales. Al extenderse el reino pirenaico por tierras del valle del Ebro y del bajo Aragón, se acentuó el influjo castellano, y desde fines de la Edad Media, el léxico aragonés ha evolucionado paulatinamente hacia posiciones más acordes con los dialectos hispánicos». De hecho sus documentos registran muchas coincidencias e influencias como algeçón, arreus, aturar, barral, bustal, cabeço, çafarich, clamar, clapiza, correar, destral, dreçar, empenta, esclatar, esmerçar, estallar, exir, fiemo, fillo, floquaduras, foya, foz, focino, landa, legón, loma, matalaf, perpalo, rebost, sadollarse, solsir, terrero, toz, vánova, vegada. De la influencia del aragonés sobre el valenciano se pueden ver los trabajos citados de Veny (1991), Colón (1993: 75-78; 1989: 81 y 83), Gimeno (1998: 79 y 83), Joaquim Martí (2007, 2008, 2009 y 2010) y, en especial, los de Josep Martines (como el de 2002: 180), donde entre otros considera aragonesismos pallola y catxillada. Colón (2002: 591) considera aragonesismos del valenciano gobanella ‘muñeca’, vaso ‘colmena’, gassó ‘césped’ y añade que «son términos del valenciano, que no existen en el resto del dominio catalán. Convendría seguir indagando para encontrar más casos así y ver de hallarles una explicación»; otro caso que trata en el mismo libro (p. 435) es esquallar ‘tener miedo’; Colón (1993: 77) opina también que «Atesa la continguitat geográfica entre l’aragonés i el català i pertànyer a una mateixa corona explica la coincidència de moltes isoglosses». Por ejemplo: arguellat/arguellado, cau/ cado, ginjoler/ginjolero, melsa/mielsa, gemecar, orage. También Ferrando (1986-1989: 411-415) habla del papel del aragonés en la fisonomía del valenciano, tanto en morfosintaxis como en léxico, así como también del apoyo del aragonés a los rasgos catalano-occidentales frente a los rasgos orientales. Emili Casanova 206 AFA-67 de aragoneses, normalmente del mismo lugar de origen o comarca; pero claro está, en ese aprendizaje y posterior cambio de lengua debían de dejar algunas marcas sobre el catalán, primeramente de manera restrictiva en los núcleos bilingües, y después, por los cambios sociolingüísticos, en el resto de la población, en especial a partir de mediados del siglo XV y en el XVI, con la entrada de grupos de castellanos acompañantes de la Casa Real de los Trastámara, tras el Compromiso de Caspe —acuerdo político que muestra perfectamente la importancia del elemento aragonés en la Valencia de principios del XV y el recelo a los catalanes—. Desde este momento las capas altas valencianas empiezan a cultivar el castellano y a aprenderlo por la importancia de la monarquía hispánica (en especial a partir de Alfonso V y la reina María) para subir en la escala social, con la consiguiente valoración de la cultura en castellano y la pérdida de prestigio de la propia. El catalán, que desde el XIII estaba en contacto con el aragonés, entra ahora en contacto con el aragonéscastellanizado de las capas sociales bajas y con el castellano de las capas altas. Esta situación se extenderá entre los siglos XVI y XVII, y las situaciones latentes de dominio del aragonés-castellano en grupos reducidos empezará ya a generalizarse y a hacerse presente en la lengua escrita con el apoyo del castellano libresco: el castellano empezará a ser la fuente de creación del valenciano y anulará y orientará muchos de los mecanismos propios. El Decreto de Nueva Planta, ya en el XVIII, oficializó la situación anterior de prestigio del castellano y la tendencia de los valencianos a aprender castellano y abandonar progresivamente el valenciano o reservarlo para la vida coloquial y de broma. Y se creará un castellano regional hasta la época reciente de escolarización que está igualando el castellano de la Península (Casanova, 1990a: 148-149). De esta manera, el aragonés actuará ininterrumpidamente sobre el catalán de Valencia y ayudará a su caracterización actual, primeramente como substrato de la nueva lengua que aprendían y como lengua de contacto. Y posteriormente como base y quinta columna del nuevo castellano, ya que, además de que desde el siglo XVI el aragonés se considerará un dialecto del castellano, la familiaridad de los valencianos con el aragonés facilitará su aprendizaje y su entendimiento, especialmente el pasivo. El aragonés así se puede constituir como padre, ciudadano, vecino y guía de Valencia y de los valencianos. El valenciano es, sin lugar a dudas, el catalán llevado a Valencia7 por los repobladores catalanohablantes —sea de la franja catalano7. Véase Casanova, 2009. Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 207 aragonesa, sea de la misma Cataluña—, el cual presenta un conjunto de particularidades en todos los aspectos lingüísticos dentro del catalán, peculiaridades que ya empiezan a documentarse en el mismo siglo XV. ¿Algunas de estas características se deberán a la influencia de la lengua de los aragoneses? Parece que el factor aragonés ha influido en algunos casos, como han sugerido puntualmente ilustres filólogos como Alarcos Llorach, Germà Colón, Joan Coromines o Joan Veny. Pero, ¿qué alcance tiene la influencia del aragonés? El objetivo de este trabajo será presentar un estado de la cuestión de este tema, especialmente en el léxico, que espero que abra nuevos caminos en la investigación. 2. La valoración de la influencia del aragonés Es difícil valorar la actuación del aragonés sobre el catalán de Valencia por varias razones: a) La contigüidad geográfica del aragonés y el catalán occidental, donde se incluye el valenciano, que hace difícil separar cuándo se puede hablar de préstamo y cuándo de área continua, sobre todo por lo que respecta al léxico. Y también la contigüidad entre las hablas churras y las valencianas. Por ejemplo, es fácil saber que catxirulo es un aragonesismo del valenciano por la forma que presenta, pero no lo es roder < rodero (Casanova, 1998a: 612). Por ello, Veny (1991: 104) nos ha dado la pauta de que cuando un elemento lingüístico aparece en valenciano y no lo hace en los dialectos catalanes del norte se puede pensar en una influencia aragonesa. Y ha destacado el papel del aragonesismo en lugar del mozárabe: «la capa románica de parlars anteriors a la invasió musulmana, és una hipòtesi avui totalmente desprestigiada. En canvi, un estudi aprofundit dels suposats mossarabismes fa evident la seva atribució a recialles de la colonització aragonesa en terres valencianes» (Veny, 2009: 30). b) La falta de documentación de muchos fenómenos en la Edad Media no permite asegurar si fenómenos actuales de la Ribagorza o del Bajo Aragón de habla catalana y Tortosa eran ya vivos en la Edad Media o se han formado posteriormente por influencia del aragonés o por evolución natural. Además, tampoco conocemos suficientemente la extensión del catalán occidental ni la del catalán oriental de la época. Emili Casanova 208 AFA-67 c) La similitud estructural y evolutiva entre el catalán y el aragonés. A pesar de la indefinición del aragonés medieval y de su castellanización, una gran parte de los fenómenos aragoneses coinciden con los característicos catalanes occidentales. Por ejemplo, tendencia a perder las vocales finales -e/-o por apócope; vacilación según la zona en la diptongación (ie/e); mantenimiento común de la f-, paso de C’L > ll y KT > it, SCe,y > palatal fricativa...: vocablos como peita, furtar, Fuster(o), estall. d) La convivencia de lenguas en la Edad Media no era conflictiva, como tampoco lo es hoy en día en los pueblos; es decir, cada uno hablaba su lengua y el otro le contestaba en la suya, y de manera natural en el proceso de adaptación de una lengua a la otra las diferencias entre las dos lenguas se nivelaban espontáneamente en el hablar. Esto se ve, por ejemplo, en la documentación antroponímica, donde las discrepancias fonético-morfológicas desaparecen cuando los aragoneses se hacen valencianos. Así: Cedriellas > Cedrelles > Segrelles, Lagueruela > Guerola, Vanyon > Vanyó, Vaiello > Vaello/Vaïllo, Vicente > Vicent, Fustero > Fuster, Maluenda > Malonda, Suelves > Solves, Escrige > Escrig. En cambio Valero o Domingo, por su frecuencia y sus santos referentes, no han sufrido adaptaciones8 . Quizá estos problemas de delimitación, más la tendencia de la filología catalana a estudiar los fenómenos propios del catalán general, la identificación entre aragonés y castellano y el uso del mozárabe para explicar una gran parte de las palabras valencianas que no cumplían las reglas evolutivas, han hecho que no se haya valorado bastante la presencia y la actuación del aragonés sobre el catalán de Valencia, donde ha vivido en contacto, primeramente como lengua de una parte de los repobladores, y después como lengua puente del castellano, desde el mismo momento de la creación del Reino. En efecto, el aragonés ha actuado sobre el valenciano de dos maneras: a) Directamente, hasta el siglo XV, como lengua de una parte de la población que, al aprender la otra lengua, la superponía sobre la suya, y sin percatarse hacía calcos, introducía formas nuevas o no era capaz de solucionar algunas discrepancias entre las dos lenguas. Estas particularidades empezaron a documentarse y quizá a generalizarse en el XV, en la literatura del Siglo de Oro valenciano, desde autores 8. Véase Casanova, 1999. Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 209 como Antoni Canals y Sant Vicent hasta Roig, Martorell, Villena y el Cançoner Satíric Valenciá. b) Indirectamente, sirviendo de canal de conducción al castellano, y eso por lo que respecta a la lengua y a sus usuarios: a la lengua, castellanizándola poco a poco; a los usuarios, acostumbrándolos primeramente a oír el castellano-aragonés, haciéndolos permeables y bilingües pasivos; y posteriormente, a ayudar desde abajo a entender y aceptar más rápidamente y más profundamente el nuevo castellano culto que se introducía desde el siglo XVI. Pero además, territorialmente, al venir a habitar ininterrumpidamente en las ciudades de la zona valencianoparlante gente desde la zona churra, especialmente a la capital, modelo y guía del valenciano, desde donde posteriormente se ha extendido la mayor parte de las nuevas formas al resto del país, especialmente en la zona de la diócesis de Valencia. Pero además, ha actuado ideológicamente, sirviendo de trampolín del castellano. Nadie en Valencia se ha extrañado nunca, en esta tierra de repoblación mixta, de población «ajustadissa i arredoladissa», de que alguien hablara en castellano, ya que el pueblo estaba acostumbrado a oírlo. Eso explica que los valencianos siempre lo han entendido pasivamente —aparte de otros factores, como comercio, frontera con y puerto de Castilla, contacto con los ganaderos aragoneses, órdenes religiosas—. Por lo tanto, aunque la lengua de la Cancillería y de la administración valenciana fue el catalán, el aragonés no se sintió nunca raro ni extraño, y se respetó siempre. Todo esto ayuda a la formación actual del valenciano. 3. Los apellidos aragoneses en Valencia No es ahora el momento de tratar a fondo este tema, pero puedo avanzar dos casos concretos que confirman lo que los documentos, la historia y la lógica nos enseñan: la gran presencia de aragoneses en Valencia: a) Apellidos valencianos de origen deotoponímico9 . Prácticamente todos los municipios aragoneses actuales y medievales han creado apellidos valencianos. Por ejemplo: Acín/Asín, Aisa, Albelda, Alben9. Véase Casanova, «L’Onomàstica valenciana d’origen aragonés» (en prensa). Emili Casanova 210 AFA-67 tosa, Albero, Alborge > Alborg, Alcaine, Alcañiz, Alcorisa, Alfajarín, Aliaga, Allepús, Alloza, Almazán, Almudèver, Anadón, Ansó, Aràndiga, Ariño, Ariza, Artieda, Atzuara, Badenes, Bàguena, Banyó, Bau < Bao, Balbastre, Barea, Barratxina, Bardaxí, Bea, Bello, Berbegal, Berdejo, Berge/Bierge, Bernal, Beselga, Blesa, Bono, Borja, Calanda, Calataiud, Aranda, Calomarde, Campillo, Cantavella, Carinyena, Cascant, Casp, Segrelles < Cedrillas, Celades, Celfa/Cella, Ciscar, Civera, Collado, Conxell, Corbató, Cucaló, Daroca/Aroca, Egea/Gea, Ejulve/Xulvi, Eres, Escartí, Escoriola, Escrig, Estada, Estopinyà, Faios, Fombuena, Fonfria, Fontelles, Fons, Fraga, Fresneda, Gargallo, Gavarda, Guerola < Lagueruela, Gonga, Gurrea, Hinojosa, Javaloies, Jaqués/Chaqués, Jarque/Eixarc, Jorques, Langa, Lanuza, Llançola < Lanzuela, Llavata, Llidó/Lidón, Llinares/Llinàs, Longàs, Lloscos, Llúcia/Luèsia, Lluesma, Maella, Magalló, Maïques, Mainar, Mallén, Malonda/Maluenda, Merita, Moneva, Monreal, Monroig/Monroyo, Montanyana, Monterde, Montesa, Montiel, Montón, Montoro, Montsó, Morant, Morata, Moros, Moscardó, Murero, Naval, Navarrete, Noguera, Nogueroles < Nogueruelas, Oliet, Olivan, Orrios, Osca, Pancrudo, Perrarroya, Perales, Peralta, Pertusa, Pina, Pitarc, Plou, Pomar, Portolés, Posolo < Pozuelo, Pradilla, Purroi, Redó, Robres, Ròdenes, Rudilla, Samper, Santolea, Saragossa, Sarinyena, Sarrió, Sena, Serna, Sorita, Sos, Sotillo, Suelbes/Solbes, Tabuenca, Talavera, Tamarit, Taraçona, Tarín, Terol, Torregrossa, Tortajada, Tronxoni/Tronchón, Used/Fuset, Usó/Usón, Utrillas, Vanaclotxa, Vicedo, Viu, Zarzoso. b) Apellidos de otros orígenes: Aragonés, Bayo, Blasco, Bolinxes, Bueso, Burriel, Civera, Collado, Engo, Fandos, Ferrando, Ferrero, Fortuny/Fortuño, Galbis, Gonçalo, Jorro, Lladró, Llopico, Perutxo, Peris (y todos los terminados en -is), Salido, Saragossà, Saragossí, Tramoyeres, Vaello. Coromines (1984: 90), el gran maestro del léxico, reconocía el papel de los aragoneses en la repoblación valenciana: Mireu els vostres cognoms valencians: en una alta proporció són d’etimologia aragonesa i també n’hi ha de moriscos; ¿Què ho ha fet això? Ràpidament es feien seva la llengua de la vida nova i triomfadora, oblidadissos del senyor —o avorridors. ¿Aquells Peris, aquells Bolufers o Tramoyeres, són menys valencians? Ni un àtom menys que els Carreres o els Puig! En llengua, com en manera de ser, l’adolescent es va aferrar a l’oncle Puig, no pas a l’avi Péreç, pero no lo aplicó al análisis de la lengua. Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 211 4. Casos concretos de actuación del aragonés sobre el catalán de Valencia Aunque me quiero centrar en la influencia del léxico, enunciaré algunos fenómenos gramaticales que, documentados ya desde la Edad Media, se han desarrollado y han triunfado entre los siglos XVI y XVIII10. 4.1. Fonética11 4.1.1. Pocas veces se ha usado el aragonés como factor explicativo. Una de ellas, para explicar el sistema vocálico tónico del valenciano. Ha sido Alarcos Llorach (1983: 72) quien, siguiendo los datos del Llibre del Repartiment (LR), que daban una mayor presencia de repobladores orientales que de occidentales, ha querido explicar la ausencia de la e neutra en Valencia por nivelación y confluencia de los repobladores aragoneses y occidentales, que tampoco tienen e neutra. Sería una teoría verosímil si fuera cierta la base sobre la que se fundamenta; sin embargo, a) por una parte, López Elum, Ferrando y Guinot han demostrado que el LR no es representativo del contingente repoblador, y que la mayor parte de los repobladores valencianos provienen de la Cataluña occidental, como se puede demostrar, además, por las redes antroponímicas que analizaremos en otro lugar; b) por otra, no se ha demostrado aún, ni que en la época de la repoblación de Valencia ya se había generalizado la e neutra en catalán oriental, ni la extensión del catalán oriental. Esta cuestión, que no se ha resuelto aún, es clave para la respuesta. A mi parecer, cuando se conquista Valencia la e neutra solo se había generalizado en posición pretónica, vivía en los ámbitos bajos de la Cataluña oriental, desde el norte donde nació hasta Barcelona, pero ni había llegado a Tarragona, ni la gente más elevada la aceptaba, lo que se demuestra porque la lengua cancilleresca no la usa nunca y porque en Valencia —excepto en algún caso de algún escribano— no encontramos rasgos escritos en 10. Sigo para ello mi artículo Casanova, 2002a. 11. Podríamos estudiar otros casos como la no pérdida de la -r final (Rasico, 1982: 230) o la pérdida de la -d- en el sufijo -ada, que empieza documentalmente al final del XVIII y se generaliza durante el XIX, a la que tal vez ayudara el aragonés de la zona churra. Este fenómeno nos muestra la posibilidad de explicar muchas particularidades del valenciano por influencia del castellano vulgar o por evoluciones simultáneas al vivir las dos lenguas en un mismo ambiente e influencias. Emili Casanova 212 AFA-67 oriental, a pesar de que el patriciado de la capital —notarios, escribanos— lleva apellidos de esta zona oriental (Manresa, Martorell, Girona, Vallés). Por otra parte, si fuera cierta la opinión de Alarcos, como la mayor parte de la gente que viene a Valencia procede de las comarcas occidentales repobladas en el siglo XII tras la conquista de Jaime I, la igualación que propone habría empezado allí ya antes. Creo que si el valenciano tiene el mismo sistema que el catalán occidental es por la mayoría de repobladores catalanes y por la norma de prestigio anti e neutra de parte de los hablantes. No es necesario acudir a los aragoneses por lo tanto, aunque indiscutiblemente su influencia podría ayudar también a un vocalismo tónico claro de cinco vocales. 4.1.2. El apitxat, o ensordecimiento de las consonantes sonoras, es un fenómeno general que se extiende por todo el valenciano central, desde Almenara a Alzira, además de Gandía, donde se documenta en el siglo XVIII (Casanova, 1999: 134). Modernamente se ha extendido por capitales como Xàtiva o por zonas de contacto con el castellano, como Petrer y Betxí. Autores como Frago y Guinot han sugerido el papel del aragonés en el ensordecimiento, y Rasico, López y yo mismo lo hemos explicado por superposición del aragonés sobre el catalán. El proceso se iniciaría en Valencia en el siglo XIV por el sonido palatal africado sonoro geminado en los grupos de aragoneses, y se extendería cuando estaba produciéndose el proceso de desgeminación en el XV, precisamente la época donde encontramos los primeros testimonios gráficos claros. En el XVI, aprovechando el prestigio del castellano y la pronunciación castellana, fue extendiéndose el fenómeno, hasta que en el XVIII estaría totalmente consumado y generalizado —es la época que se imita en Gandía, pero no en los pueblos de alrededor— excepto en las clases altas que mantenían el valenciano y ya habían decidido usar también el castellano, los cuales lo consideraban una degeneración. Es uno de los pocos aragonesismos de la capital que no se ha generalizado por todo el País, cosa que obliga a explicar por qué. Creo que se debe al poco prestigio del apitxat, considerado como un valenciano mal hablado. Desde la zona de l’Horta se ha extendido en el siglo XX a zonas como Algemesí. Y además se apitxa modernamente en áreas de frontera lingüística como Petrer o Betxí a causa del castellano. Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 213 4.2. Morfosintaxis Aquí se encuentran más casos probables de aragonesismo. Se trata de fenómenos particulares del valenciano. Comentaré tres casos: 4.2.1. Tú eres en lugar de tu est/ets, como segunda persona del presente de indicativo del verbo ser. El catalán medieval tenía un problema: las formas etimológicas tu és/tu est, por fonética sintáctica, se confundían con la tercera persona, él es, y por lo tanto no podía distinguir entre 2.ª y 3.ª personas. La forma analógica documentada en Corella tú ests, formada añadiendo la -s característica de 2.ª persona a la forma este, tenía los mismos problemas. Pero el resto del catalán, excepto el alguerés, gracias a una tendencia fonética, a partir de ests eliminaba la primera s y llegaba a la forma actual ets. Valencia, donde no se daba la misma tendencia fonética, para solucionar el problema extenderá los valores de tu eres del imperfecto de indicativo al presente y hará yo soy, tu eres, él es. Estamos a finales del XV (por ejemplo en Miquel Pérez). Todo hace pensar que el presente de indicativo aragonés-castellanizado tu eres, actúa como reflejo para extender la forma del imperfecto al presente: el uso de una misma forma para indicar presente e imperfecto no ha dado nunca ningún problema de sincretismo funcional ni de confusión, ya que los valores del verbo ser y la relación entre imperfecto y presente lo soportan. Y si en algún contexto pudiera ocurrir confusión, los adverbios de tiempo lo evitan: «eres bo, abans eres ruin» (Casanova, 1986: 487). 4.2.2. Las formas de imperfecto en -ara, -era, -ira. El catalán de Valencia presenta de manera casi general, excepto en el norte de Castellón, formas en -ara, -era, -ira para el imperfecto de subjuntivo, sustituidoras de las clásicas en -às, -és, -ís. También usan estas formas el Bajo Aragón y Fraga. Su primera documentación es del siglo XV, por ejemplo en el Espill, el Tirant lo Blanc de Martorell o la Vita Christi de Isabel de Villena. Desde la ciudad de Valencia se observa cómo desde aquel siglo hasta hoy se extiende hacia el norte y hacia el sur, y en el XIX era general ya en todo el valenciano hasta Alcalà de Xivert. En la Edad Media, en catalán, las formas en -ra, provenientes del pluscuamperfecto de indicativo latino, que se usaban en la apódosis de las oraciones condicionales, en lucha con las formas potenciales en -ria, desaparecen. En Valencia, en cambio, las formas en -ra pasan a utilizarse en la prótasis de las condicionales por las tendencias que Ridruejo ha explicado muy bien, conviviendo con las formas -és, deri- Emili Casanova 214 AFA-67 vadas del pluscuamperfecto de subjuntivo latino. Después de dos siglos de uso tanto en la apódosis como en la prótasis («Molt més parira sino morira», Roig, XV), desaparecen de la apódosis, excepto en algunos casos, como haguera ‘habría’ o diguérem ‘diríamos’ (Ridruejo, 1985: 446-447), que aún se mantienen perfectamente hoy. Debe de ser un aragonesismo, como Pérez Saldanya (1999: 74) acepta: «aquest castellanisme morfosintàctic segurament devia existir en el català parlat de l’Horta de València, afaiçonat en diversos aspectes per l’aragonés». 4.2.3. La terminación -a de la tercera persona del presente en lugar de -e: El catalán occidental y el valenciano septentrional presentan hoy la terminación de 3.ª persona -e, documentada ya desde el siglo XIII, en Lérida, procedente de -AT > -e. Esta desinencia existió en convivencia con la terminación en -a en todo el País Valenciano hasta que en el XV desapareció, excepto en la actual provincia de Castellón. Si la mayoría de repobladores son catalanes, en especial, occidentales, que llevaban mayoritariamente la terminación en -e, ¿cómo es que ha estado sustituida por la terminación -a? Esta terminación de tercera persona -a es importante porque, sin su estabilidad, la primera persona en -e no hubiera triunfado y el sistema verbal valenciano, ya formado desde el siglo XV, no se hubiera producido. En efecto, Valencia presentaba las terminaciones de primera persona en Ø (en las terminaciones en consonante simple), -e (si seguía a oclusiva más líquida, o -rr) y -e/-a para la tercera; y hacia el final del XIV y principios del XV, el valenciano decide acabar con esta variación morfológica. De las diversas posibilidades que tenía para la homogeneización, acepta la -a para la tercera persona, por el prestigio de la terminación -a de 3.ª, que es la de la Cancillería catalana y la del latín, y, sobre todo, por la desinencia de los aragoneses de Valencia (y de la Ribagorza) en -a, hablas que siempre han conocido esta terminación (Casanova, 1989: 355). 4.2.4. Podríamos aplicar también el factor del contacto aragonés sumado a la influencia del castellano a otras peculiaridades valencianas medievales como las siguientes: uso de a + complemento directo; triunfo de per a y la conjunción final per a que; pérdida a partir del XVII de los artículos personales en/na; conservación de la preposición ad delante de complemento empezado por vocal; creación de los tres grados de demostrativo, como el castellano, y de la forma ahí. Pero Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 215 realmente creo que, sin descartar la influencia aragonesa y castellana posterior en el resultado de estos rasgos, su evolución se puede explicar perfectamente dentro del catalán sin necesidad de echar mano de factores externos. Tampoco creo que influya en la adverbialización del pronombre indefinido mateixa cuando va detrás de pronombres o adverbios: jo mateixa, nosaltres mateixa, ara mateixa, ahir mateixa, a pesar de que en Aragón hay invariabilidad a partir del masculino mismo: nosotras mismo, ayer mismo, fenómeno que triunfa en valenciano ya en el siglo XIX. 4.3. Léxico y formación de palabras El análisis de los posibles aragonesismos muestra que no pertenecen al fondo básico de la lengua (cuerpo humano, acciones fundamentales...), sino que son propios de campos semánticos a los que se dedicaron los aragoneses, como la ganadería, y también del mundo de la expresividad popular, para marcar carácter, manera de ser, etc. Son más de 200 los vocablos documentados antes del siglo XVI de origen aragonés, y muchos más posteriormente, sobre todo en las zonas de más contacto con las hablas castellanas de base aragonesa de Valencia, especialmente en l’Horta de Valencia. Entre el posible léxico valenciano semejante al aragonés hemos de hacer tres grupos: a) Vocablos que viven en aragonés y también en catalán occidental. Es un léxico que no podemos considerar de origen aragonés, aunque quizá su extensión y fuerza en valenciano se deban al refuerzo del aragonés. Por ejemplo, amprar ‘pedir prestado’, mos/mueso, mardà/ mardano, polsos/pulsos. b) Palabras que viven en Valencia (y también en Tortosa) y no viven en el resto del catalán. Estas ya son más sospechosas de aragonesismo, aunque naturalmente en todos los casos se ha de realizar un estudio monográfico. Por ejemplo, fer fuchina ‘hacer novillos’, fardatxo, curro ‘manco’. c) Palabras castellano-aragonesas que se introducen antes del siglo XVI y, posteriormente, seguramente gracias a los aragoneses, como eixem/jeme, agüelo, centeno, iaio, gemecar, redondell. Veamos, pues, una pequeña muestra de léxico general valenciano de origen aragonés: Emili Casanova 216 AFA-67 4.3.1. De una parte, vocablos con sufijos, que pueden ser: a) Sufijos diminutivos. El valenciano presenta una tendencia mucho más fuerte que el resto del catalán a la formación de diminutivos; por ejemplo, usa a menudo el sufijo -et (nuet, nuetet, Marieta), -ico (Perico, Vicentico), -ot (Perot, parot), -iu, -iua (xicotiu, Ampariues), y también de hipocorísticos, como -o (Cento, Felo, Ximo, Nelo). Creo que tanto una tendencia como la otra se pueden deber al aragonés (Casanova, 1995). Esta tendencia, también aragonesa, hizo que se hayan desarrollado en Valencia diversos sufijos de origen aragonés, a partir de palabras concretas: -ello/-iello < -ELLUM, sufijo que ha creado algunas palabras que Coromines quiere explicar como mozarabismos, pero que son aragonesismos que los catalano-hablantes adaptaban eliminando el diptongo y haciendo -ello/-illo, o incluso eliminando la vocal final (campell, llomell). Por ejemplo: Campello, que ha dado varios topónimos mayores y menores (OnCat, III: 221) y palabras (DECat, II: 460), y Campillo, que existe como topónimo y como linaje. Esta adaptación elimina totalmente la etiqueta de mozárabe que da Coromines y explica claramente, sin recurrir al árabe o al castellano, las formas campello/campillo y el topónimo Campiello del Maestrazgo: L’alternància entre e i i possiblement es deu a la pronúncia àrab, que, com és sabut, té un sol fonema per a e i [...]. D’altra banda, la forma amb ie, Campiello, en els termes respectius de Llucena, l’Alcora, Figueroles, tots a la comarca de la Tinença d’Alcalatén, i prop dels pobles de parla castellana, té l’aire de ser d’origen castellà (DECat). Igualmente Vaello y Vaïllo, hoy apellidos vivos, son adaptaciones del aragonés Badiello o de Vaïllo. Cuquello (DECat, II: 1084, s. v. cucut). En la Edad Media es registrado el femenino cuquella, en Roig. El Thesaurus Puerilis de Pou registra cuquillo, pero cuquello es desde el XVIII por lo menos la forma general del valenciano, como señala Coromines: «la seva extensió dins del país és tan gran i completa, i incloent-hi les comarques de llenguatge menys contaminat, que no hem de dubtar en el seu autoctonisme mossàrab». Pues no, debe de ser un aragonesismo. El sufijo nace a partir de su identificación en palabras ya antiguas como moquello o pigota (Establiments de Culla), corbella, orandella, y redondello/redondell, documentado a finales del XIII en el Llibre de Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 217 Crims de Valencia en el sentido de ‘capa sin capirote’ (en la Albufera hoy redonell es una especie de pájaro)12. Y más modernamente encontramos cepello/cepell, lomello y rellomello, mosseguello, tello, tomello, caramello, colomello/colomillo (vivo al norte de Castellón; para Colón es un castellanismo, para Gimeno un aragonesismo o un castellanismo). b) Otros sufijos: -ero < -ARIUM. El sufijo -er < -ARIUM es muy productivo en catalán, como podemos comprobar en cualquier gramática: designa la persona, indica el utensilio o lugar para contener algo, designa árboles, forma sustantivos indicadores de cantidad; una única forma para demasiadas funciones. Por ello, seguramente el sufijo aragonés -ero, presente ya en la Edad Media con las mismas funciones y muy usado en el mundo coloquial, fue aprovechado para eliminar valores de -er; empezó a extenderse a partir de algunos aragonesimos como sobrejuntero ‘institución valenciana creada a imitación de la aragonesa’ (usado por Isabel de Villena), sobrecequiero, cetrero, roncero (Cançoner Satíric Valencià), muntero (Tirant). Considerado propio empezó, a partir del XVI, a extenderse en lugar de -er a todas las tierras próximas a Aragón (Tortosa y Valencia) para formar agentes o lugares. Así ha creado palabras como romancero (también aragonés), historiero, caracero, fallero, tarongero (que distingue de taronger ‘árbol’) y gentilicios como manisero, vilero (‘de la Vilajoiosa’ y ‘gorrión’). A partir de esta idea, no hace falta acudir al mozárabe, como hace Coromines, para explicar el topónimo fumero ‘gran cantidad de humo’ (también vivo en Aragón como sustantivo) o ‘fumeral’ de Atzeneta del Maestrat, documentado ya en el siglo XVI, ni la palabra roder ‘que siempre está rodando por el pueblo’ > ‘bandolero’, viva en la zona churra bajo la forma rodero, como hemos visto. -atxo < -ACCEU. Aunque Coromines opina que es mozárabe («La terminació -atxo suposa inequívocament origen mossàrab») y que también puede ser italiano, el sufijo valenciano -atxo debe de ser aragonés, nacido a partir de palabras aragonesas como fardatxo, documentada ya en el XV (DECat, III: 68), o llangardaixos (en San Vicent). De aquí nacen palabras como furgatxo, covarxa, sarnatxo... Y también debe de ser aragonés el sufijo -utxo (caraputxo, caparutxo). 12. Cf. Diéguez, 1999: 931. Emili Casanova 218 AFA-67 -o. Del aragonés también nacería la costumbre de aceptar palabras en -o final, especialmente a partir del siglo XVI, de manera que hoy se puede considerar un sufijo valenciano afectivo más. Además de los hipocorísticos, se crean o se acogen muchas palabras en -o: somordo, forato (top.), guargo, sompo, sanguango (también viva en Aragón), deslligo, meco ‘becerro’, tonto, garxo, edro, sapo, motxo, vado, destarifo. Hay como una lucha entre eliminar la -o final, caso de barat, regal; o de dejarla, especialmente en las palabras afectivas: bonico, nóvio, motxo, pando, güendo13. -aire. Creo que este sufijo de origen occitano (paraire, drapaire) entra en valenciano vía Aragón para crear palabras de sentido popular, ya modernamente, como colombaire (siglo XVIII, Carles Ros) o manxaire (s. XVIII). 4.3.2. Léxico supuestamente mozárabe, pero que, en cambio, no debe de ser más que aragonés. Para Coromines el aragonés ha sido una de las fuentes del léxico catalán, sea directamente, caso de fur (DeCat, IV: 232), gaiato (DeCat, IV: 257), documentado en 1490 —aunque compartido con el mozárabe—, y curro ‘manco’ (DeCat, II: 1111); sea indirectamente, como en loma, documentado en el Espill de Roig (DeCat, V: 244), que será resultado de la catalanización del mozárabe lomba, ayudado por la vecindad aragonesa. Pero, en cambio, en una gran cantidad de ocasiones, ante vocablos valencianos se inclina más por el origen mozárabe que por el aragonés. Sin embargo, parecen aragonesas la mayoría de palabras bautizadas como mozárabes por él. Por ejemplo: Barandat (DeCat, I: 628), documentado ya en el siglo XIII (Diéguez, 1999: 932) y en el Thesaurus Puerilis. En aragonés barandao. Corbo ‘cesta’ y corbella, del siglo XV (DeCat, II: 925). Fussar ‘hurgar’ (DeCat, IV: 242), documentada ya en Roíç de Corella. Galló ‘grillo de naranja’ y su derivado esgallar/esguellar, siglo XV (DeCat, IV: 301). Gemecar (DeCat, IV: 454, s. v. gemir). En el País Valenciano predomina gemecar desde el XV. A pesar de lo que dice Coromines («La conservació de la sorda -c- s’explicaria com a forma mossàrab i no és 13. Véase sobre el tema, Sistac (2009). Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 219 idea que es pugui descartar»), vive también en Murcia y ya se encuentra en Fernández de Heredia. Como también vive en América y allí —según él— no puede haber aragonesismos, cree que también existiría en Andalucía y por lo tanto sería mozárabe. Debe de ser, sin embargo, o un aragonesismo o un vocablo creado como un cruce entre gemegar y gemec, aunque en la zona valenciana es probable su aragonesismo (Veny, 2002: 143 y sigs.). Llanda (DeCat, V: 101, s. v. llauna). A pesar de que también se documenta en balear en el siglo XIV con otro sentido, debe de ser de origen aragonés por su evolución fonética y por su uso en Aragón. Mallada (DeCat, V: 397-398). A pesar de lo que afirma Coromines («en castellano i aragonés és mot romànic de sempre; mentre que en el domini català no comença fins a la zona mossàrab, i deu ser realment un mossarabisme»), el mundo de la ganadería valenciana era dominado por los aragoneses del País Valenciano. Moreno (DeCat, V: 796, s. v. moro). No creo, a diferencia del maestro Coromines, que «Moreno és també un valencianisme d’arrel mossàrab, generalitzat en la llengua des del s. XV i potser ja abans; en tot cas és segur que hi ajudaria el parlar de les Illes, no menys tenyit de mossàrab, i el de la Vall de l’Ebre». Es un aragonesismo. Onso/orso (DeCat, VI: 234). Formas aún vivas hoy, que también deben de tener esta procedencia. Pando (DeCat, VI: 219, s. v. panar). Más que mozárabe debe de ser también aragonés. Colón (1997: 364) se plantea con acierto que palabras como assagador, barandat, carapit(o), catxirulo, centeno, clotxa, colmena, corbo, covil, cuquello, gaiato, gemecar, marranxó, mondar, mortitxol, mossiguello, pando, rabosa, regatxo, regomello, sernatxo, somo, tormo, vado, vaso, no deben de ser mozárabes sino aragonesas. 4.3.3. Aragonesismos de origen arábigo. Una de las particularidades léxicas del valenciano viene dada por los lexemas de origen arábigo, abundantes en valenciano por la relación con este pueblo hasta el siglo XVII. Ahora bien, muchos arabismos también existen en aragonés y, conociendo la emigración morisca y cristiana aragonesa hacia Valencia, en todos los tiempos, realmente es difícil saber si algunos de ellos, típicos del valenciano, entran a través del léxico aragonés o no. Por ejemplo alcavor (DeCat, I: 162), documentado en el Espill de Roig; almenara (DeCat, I: 214), documentado en el siglo XVII; badina Emili Casanova 220 AFA-67 ‘charca’, no estudiado por el DeCat, pero sí por Gimeno (1998: 221); dula ‘turno de riego o de pastoreo’ (DeCat, III: 217), registrado ya en Elche en el siglo XIV, pero propio del mundo ganadero. Por ello, cada arabismo tiene que ser estudiado monográficamente antes de opinar. 5. Los aragonesismos en los autores valencianos del siglo XV El siglo XV vive la elevación de formas populares, ausentes hasta aquel momento de la lengua escrita, a la lengua literaria14. Entre este nuevo léxico destaca un buen puñado de lexemas que, ausentes de Cataluña, particularizan el valenciano. Son vocablos nuevos; unos seguramente vivían desde hacía tiempo en el pueblo, pero el modelo de lengua occitanizante y cancilleresco evitaba su uso escrito; otros, préstamos de las lenguas en contacto. Al darse una mejor valoración del castellano-aragonés, o ante el desprestigio de los modelos escritos antiguos y arcaicos, entrarán en la lengua literaria. Entre este léxico popular había una parte de aragonesismos o de castellanismos entrados con la colaboración del aragonés. Puede verse una lista de estos vocablos extraídos del Espill de Jaume Roig, Sant Vicent, Antoni Canals, Joanot Martorell, Isabel de Villena y otros en Casanova (2002a). Debe de ser la presencia de aragoneses la que explica préstamos de esta lengua y del castellano desde siempre en valenciano. Veamos como ejemplo el léxico de la Brama dels llauradors de l’Horta de Valencia (ed. de Pitarch y Gimeno, 1982), escrita seguramente hacia 1490. En un texto tan corto, que representa seguramente el habla coloquial de aragoneses («Puix ells los se parlen i ells los s’entenen / y ells los crien y ells se n’avenen» p. 106; «Torrent [...] y per abreuajr a tota l’Horta», p. 102), entre un vocabulario de origen catalán de la época (cuitar, tost, sobtar, trigar, de volta volut) encontramos lexemas aún hoy vivos de ese origen: «cantar de cigales o so de cencerros» (p. 97), «gran roïdo o gran rebombori» (p. 98), «llevat de l’aigua la tanda» (p. 99), «al bell trico-traco [‘ruido’]», «sols un poquito», «curruixar-vos» (p. 102), «grans grites», «atxes, grans» (p. 103), «cuirassa del tot desllandada» (p. 104), «la baïna», «als garrons», «plantat en lo corro», «o sou femater 14. Más posibles aragonesismos podemos encontrar en casi todos los autores medievales; por ejemplo bega (topónimo valenciano) en Jaume I (Bruguera, 1991: 123); acorrucar, alçar ‘guardar’, gayata, onso, pardinal (Sant Vicent Ferrer). Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 221 plegant les bassures?» (p. 105), «o sobrejuntero que», «calla callando», «metrem en lo bando», «lo ceptre y lo mando», «metre divorci» [quizá sea también un cultismo como comerci, vivo en la época], «ja el gafa», «a la burla li posa nom nyafa», «la xafa y esclafa», «romangam almanco a la mira», «al trumfo te’l juga» (p. 107), «ni jo el que m’he engolit, ni ell lo que se traga», «soflime» (p. 109), «te llastime», «s’acatxa y s’aplata», «s’agafa y s’apega» (p. 110). 6, Castellanismos y aragonesismos del siglo XVI En este siglo el aragonés ya está difuminado dentro del castellano, aunque los valencianos sabrían distinguir muy bien quién hablaba en cada variante. Este uso pasivo del aragonés por los valenciano-hablantes hizo que penetraran muchos castellanismos y cultismos en el lenguaje valenciano. Veamos, por ejemplo, los que encontramos en el Thesaurus Puerilis de Onofre Pou, edición de Valencia de 1575. Por su propósito de enseñar latín a los estudiantes, su autor, gerundense afincado en Valencia, copiaba frases enteras y palabras que oía a sus estudiantes —o que él conocía de su dialecto—. Así encontramos muchos castellanismos que deberían de ser usados por los hablantes, quizá los más cultos, compañeros de cátedra o alumnos de casas bien. Como veremos aquí, el tipo de registro no permite darnos palabras expresivas ni coloquiales. Por ejemplo: «lo cerco de la casa» (2), «venta o posada» (3), «asiento perpetuo», «donar la obra a preu fet» (no estall: en la trad. cast. de Soler, a destajo; posible señal de que no se consideraba catalana esta palabra, aparecida ya en el Consolat y en los Furs), «fer la cuñeta o tesconera» (4), «fer los fonaments molt fondos» (7), «paret fea» (8), «barandat o embant» (9), «lo témpano o quadro de la porta» (11), «la cornisa plana», «los golfos», «plinto o bastó» (13), «óvolo», «les gotes que son sis debax cada triglifo» (14), «lloc o cosa que esvara» (15), «pou que no més fondo», «lloc per axauguar la font», «llocs soterràneos», «la tina o cup», «la cornalera», «estable de corderos» (33), «la menjadora o pesebre», «cavall que va a la andadura» (34), «cavall serrer o no adestrat», «les espueles o esperons» (35), «cavall ateviat», «macho» (38), «asna o somera, somereta», «apretar o garrotar més» (39), «lo çurró» (40), «lo gayato o bastó», «lo mostí del ganado», «la suziedat de la llana de les ovelles» (41), «lo drap per enxugar-se» (42), «cenia o nòria» (43), «la caxcara o clova» (46), «la trompa o canó de les cebes» (47), «pepins que són com a cogombres, Emili Casanova 222 AFA-67 mas molt llarcs y prims», «pastanagues o çafanòries», «calamoco» (48), «çarçaparrilla», «frigola o tomillo» (49), «pimpinela» (50), «jasmí o jassamí» (52), «arboleda o lloc de molts arbres», «alzina o carrasca», «arboser o madroño», «fura o furó» (55), «onso», «rabosa o guilla», «caça de pardals o moxons», «filats o red» (56), «llebrer o galgo», «gos de ganado», «gruñir y roncar», «llevar-li lo capirot» (57), «tancar o cerrar los passos» (58), «la canoca hueca o tova com la del sahuc y de la canya» (59), «la pelleta que està debayx de la scorça», «lo troncho com de llatugues espigades», «les punches o espines» (60), «lo peçó o capoll de la fruyta», «les cloves o corfes», «albacores o figues flors» (61), «guindes» (62), «les redortes que passen d’un arbre en altre» (64), «viver o estanc per tenir pexos», «bacallar o abadejo», «palombo. Orbis» (65), «de guarnició o socorro» (69), «bayart de vimens o redortes per aportar lo fem» (83), «lo cubo o truja» (87), «lo pic o fibló» (88), «bívora» (89), «lluert o llagarto o llegardaix», «pulgó», «tábano», «estudis o entresuelos» (91), «la porfia en més dir» (136), «ajuntar y travar les bigues ab vagues de ferro» (151), «lo trinchant» (160), «moços de soldada», «lo montero o caçador» (161), «lo cochero», «ferrer de corbelles o faus» (163), «imaginayre que fa bultos», «sombrerer» (164), «sacabucho. Sambuca» (169), «temprar (instruments)/Està destrempat» (169), «cantar ruÿnment» (170), «reñar o no attenir-se ab los altres», «jaco de malla» (171), «fona o mandró»(174), «sargento», «soldat bisoño» (175), «la bolsa dels llibres» (177), «despedir los estudiants» (180), «templar la pluma. Aptare, aparare plumam» (181), «lo cotó o algodon», «afear la escriptura» (182), «tinell o parador o credença» (184), «argent o plata», «assentar-se al cap de taula» (188), «chulla o carbonada» (191), «encisam, ansalada o fiambre», «dulçura o dolçor» (195), «cosa suave y picant» (194), «olives del cuquillo» (197), «casillos o formatgets. Casillus» (198), «botifarra o morzilla», «llomillos», «lo cabestro o ferro través dels caps del qual pengen les balances» (200), «lo gorro. Scapus cardinalis» (216), «lo cedàs de coes o cerdes» (117), «refredar-se o amaynar» (218), «lo tapador o llosa o llanda», «aguardar que·s passe la gran bahor o que mayne» (219), «palleta o lluquet» (221), «lo badil o forroll» (222), «la tibiesa» (224), «estar tibio», «la barbuja que fa l’aygua bullent/Les bambolles del sabó» (231), «supplimar les perdius ab cendra calenta» (225), «axetar alguna cosa ab caldo», «cresol o llumaner» (226), «antorchera de terra» (227), «lo moquís o pavil», «espabilar o mocar», «qualsevol suziedat» (231), «la carcoma de la fusta» (232), «desmenuzar una cosa ab altra» (232), «les porgueres, vessura o escombres», «raveçar o bomitar» (233), «lo Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 223 estrado o setial», «hasco o hoy» (237), «frenesia o modorrilla» (238), «malabua. Carbunculus», «emplastre o empastra» (239), «lo túmulo» (243), «estar ab llanto y tristesa, o tenir dol» (243), «causar major llanto» (244), «cabells crespos o rulls» (245), «lo calvo», «lo qui té lo nas rom o ample» (247), «los calls del treball. Callus», «apretar fort la mà y fer puny» (248), «castañolas o lo esclafit dels dit», «lo mocorro» (251), «les nalgues o anques», «la quirra o trencadura», «la rodella del genoll» (251), «los budells y tripa» (252), «músculos o trossos de carns partits» (254), «vertoletes o glanoletes», «la rodella dels genolls» (264), «donen força als músculos» (264), «cosa fea y cruel» (295), «ciego», «lechuguilles o marquesotes. Additamenta» (305), «gipó senzillo» (306), «atapiernas o lliguescames», «sayo o casaca» (307), «apretar la roba ab los botons» (308), «herreruelo», «la madrina o llevanera» (309), «los bàndols o bolquers o jugues y altres coses de chichs», «les sopetes o miquetes», «esquinçar o rasgar» (311), «sarcir», «ataviarse» (312), «pardo» (319), «plateado», «entre gaço y castany» (318), «hix una palometa» (324), «lo papaló o palometa», «llubins o tramuços» (326), «cumulinar o curumullar», «embutir o recalcar», «mesura pitjada o recalcada», «remolí de vent o torbellino» (336), «lluna menguant» (337). Como podemos comprobar, encontramos aragonesismos como abadejo, barandat, caldo, cordero, crespo, çurró, esvarar, fondo, galgo, gayato, hasco, llanda, montero, onso, pesebre, rabosa, tomillo, vessura; y castellanismos, como amaynar, apretar, atapiernas, barbuja, bívora, bulto, carcoma, cerco, cubo, fea, llanto, pavil, pepins, pic, sombrerer, tina, torbellino; casi todos habituales en el valenciano posterior. 7. Aragonesismos actuales Transcribo aquí 75 aragonesismos con correspondencia valenciana oídos en conversaciones durante 20 años a aragoneses de la primera generación, especialmente de la Sierra de Albarracín, que también se pueden encontrar en los diccionarios aragoneses consultados. Y es que cuando vas a Aragón, o te reúnes en Valencia en tertulias y comidas con aragoneses, y oyes en estas conversaciones frases como las siguientes, piensas claramente que ha de haber alguna relación entre los dos pueblos y entre los dos vocabularios: —me sabe mal/me sabe malo ’lamento’. Valenciano saber mal. —es un chico muy templau ‘con mucha energía’. Val. templat. Emili Casanova 224 AFA-67 —se ha esvarado ‘resbalado’. Val. esvarar. —nos esvarizábamos por la charca helada ‘deslizábamos’. Val. esvarar. —ese está arguellado ‘enfermizo’. Val. arguellat. —se ha encanado ‘entretenido’. Val. encanar-se ‘atragantarse’. —el niño se ha escanado ‘atragantado’. Val. encanar-se. —ha remugado ‘protestado’. Val. remugar. —ese es un cachucho y ese otro un chemecón ‘cansado’ y ‘quejica’. Val. catxotxes y gemecó. —está malfarchau ‘mal hecho’. Val. malfarjat. —se ha hecho un zolle todo el piso ‘porquería’. Val. soll. —es un malfatano ‘holgazán’. Val. malfatà. —es un manifacero ‘mangoneador’. Val. manifesser. —ese es un pardal que no sabe aún nada ‘novato’/está hecho un pardal ’iluso’. Val. pardal. —es un refitolero ‘chismoso’. Val. refistoler. —se le ha ido por el bedau ‘glotis’. Val. vedat. —dile a tu yaya lo que has hecho ‘abuela’. Val. iaia, iaio. —bebe al gallet ‘a chorro’. Val. gallet. —es su nineta del güello ‘niña’. Val. nineta. —el barando está fuerte ‘tabique’. Val. barandat. —ese es un balaustia ‘tonto’. Val. balòstia ‘bobo’. —va siempre volandero ‘de aquí hacia allí’. Val. volander. —segábamos con la zoqueta para evitar heridas ‘guante de madera para segar’. Val. soqueta. —alza el azúcar en el armario ‘guarda’. Val. alçar. —siempre es muy queroso ‘insistente’,’egoísta’. Val. querós. —es un zanguango ‘pillo’. Val. sanguango. —el arroz está tabollo ‘medio maduro’. Val. taboll. —me ha dado una buena tana ‘paliza’. Val. tana. —me he hecho una tarrancada ‘herida’. Val. tarrancada. —la leche se ha triado ‘cortado’. Val. triar-se. —ese es el tío Juan (sin ser familia). Val. el tio Vicent; dirigido a personas mayores conocidas sin ser familia. —tito, tito, para llamar a los pollos. Val. tito ‘pavo’. —se le ha caído y se le ha trabucado todo ‘desordenado’. Val. trabucar-se. Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 225 —es un trompollón ‘atarantado’. Val. trompellot. —su zuño no es sincero ‘ceño’. Val. suny. —tiene malagana ‘inapetencia’. Val. malagana. —dejo los bueyes en la redonda ‘campo de pastura donde se encierran los ganados’. Val. redonda (topónimo). —se ha regalado la nieve ‘derretido’. Val. regallar, regalar. —estoy espeau ‘cansado’. Val. despeat. —estoy espentolado de tanto trabajo ‘cansado, deshecho’. Val. despentolat. —quería espentarlo y no pude ‘empujar’. Val. espentar. —siempre iba espernegado ‘de prisa’. Val. espernegat. —cuando no lo ves se está esperezando ‘desperezando’. Val. desperear-se. —estoy rendido de trabajar ‘cansado’. Val. rendit. —sus ojos miran retillando ‘con fijeza’. Val. retillat/retirlat. —está hecho un buen zamarro ‘fuerte, bruto’. Val. samarro. —el mulo tuvo un revencillazo ’sacudida’. Val. revencillada. —he cambiado los revoltones de la casa ‘bovedillas’. Val. revoltó. —ha caído la rosada de la noche ‘rocío’. Val. rosada. —ha tenido una salida de granos ‘sarpullido’. Val. eixida. —el samarugo ya no se ve por aquí ‘pez’ y ‘renacuajo’. Val. samaruc. —eres un so cochino ‘señor’, valor intensivo. Val. so: so burro. —en ese cabezo se cogen muchas setas ‘loma’. Val. cabeço. —ha llovido y se ha hecho un buen zafariche ‘charco’. Val. safareig/ xafarís. —la paja la tengo en la cambra ‘granero’. Val. cambra. —hago todos los esquimos que puedo para ahorrar ‘trabajos productivos’. Val. esquimejar ‘ahorrar’. —al niño le gusta mucho zaforearlo todo ‘tocar y ensuciar’. Val. saforejar. —los gamellones los dejo llenos para tres días ‘dornajos’. Val. gamelló. —toca a la puerta que están dentro ‘llama’. Val. tocar. —lo he acazado pero no he podido cogerlo ‘perseguido’. Val. acaçar. Emili Casanova 226 AFA-67 —he hecho asclas para el fuego ‘astillas’. Val. ascla. —el clin de este caballo demuestra carácter ‘crin’. Val. clim ‘carácter’. —el animal se ha ensobinau ‘caído’. Val. ensobinar-se. —se ha escuajado y se ha marchado ‘desmoralizado’. Val. esquallar-se. —el oraje no es bueno ‘tiempo atmosférico’. Val. oratge. —la mano la tiene llena de quebrazas ‘grietas’. Val. quebrassa. —esta tierra hace muchas sulsidas ‘desprendimientos de tierra’. Val. solsida. —menudo escamón me ha hecho ‘reprensión’. Val. escama/ escamó. —es el caganido de la casa ‘benjamín’. Val. caganiu. —ese es un mandria ‘perezoso’. Val. mandrós, màndria. —está botinchado de tanto comer ‘hinchado’. Val. botinflat. —jugábamos a un juego que se llamaba sapuquero, sapos-quedos, Val. gallineta cega. —ese chico es muy cutio ‘callado’. Val. cútio. —es una niña muy desucada ‘insulsa’. Val. desucat. —actuábamos con ficacio para que no pasara nada ‘atención y esmero’. Val. ficaci, y más desficaci. —esa niña siempre ha sido una cuchapandera ‘metementodo’. Val. cutxamandera. —cuando llegábamos a ese somo se había terminado el terreno del pueblo ‘cima’. Val. som/somo. No tengo espacio para estudiar monográficamente cada palabra pero sí lo haré con alguna de ellas: Templau ‘cargado de energía, rápido, diligente’ (Endize de bocables). En todo el valenciano existe el adjetivo templat, -a («és una xica molt templà» ‘enérgica, guapa’), palabra muy sentida por todos y de difícil traducción, pues su equivalente genuino en catalán trempat tiene otros matices, como ‘rígido’ aplicado al pene. Pensaba hasta ahora que templat podría haber nacido a partir de la expresión templar la dolsayna, documentada ya en el siglo XVIII, pero no, debe de ser el aragonesismo de forma y de significado. Saber mal ‘lamentarse’. Forma viva en todo el valenciano, de donde se ha extendido al castellano. Se documenta en valenciano desde el Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 227 siglo XIV, con Desclot o en los Furs de Valencia, como se puede ver en Casanova (2002b). Cachucho ‘caduco, sin energía’. Esta forma no se conoce en valenciano, pero sí su derivado catxotxes, el tio catxotxes —también podría proceder de la forma cachucha ‘tipo de sombrero que llevan los danzadores baturros’—, expresión para designar a las personas sin empuje, que se dejan llevar por otros. Su documentación es del siglo XIX. Esvarar ‘resbalar’. Forma valenciana documentada en los siglos XV y XVI (Thesaurus Puerilis de O. Pou; vid. Colón, 2011: 245). Sus sinónimos catalanes son llenegar y relliscar. Balaustia, sunyo y esquimar. Aparte de las palabras generales, también existen vocablos de área reducida y sin documentación, que podrían ser de origen aragonés. Comentaré tres de mi comarca: balòstia ‘tonto’ tiene el mismo sentido que balaustia de Aragón, aunque podría haber nacido también por el lenguaje de los estudiantes a partir del latín; suny ‘ceño de mujer’ lo he oído a mujeres mayores, y esquimejar ‘ahorrar en gastos’ podría derivar de esquimar, cast. esquilmar, ya documentado en Jaume Roig como ‘disminuir’. 7. Influencia del valenciano sobre el aragonés de Valencia Por diversos motivos, y a pesar de haberse realizado muchas monografías sobre las hablas castellano-aragonesas de Valencia, como las de Natividad Nebot, Joseph Gulsoy, Josep Lluís Doménech, Isabel Alba, Rosa Gómez Casany y otros, falta un estudio de conjunto sobre estas influencias. Por ello, y porque no podemos entender la evolución del valenciano sin conocer estas hablas, Sanchis Guarner nos aconsejó que estudiáramos siempre conjuntamente todas las hablas de la Comunidad Valenciana. Así, tanto en los estudios de léxico, con el Atlas Lingüístico de la Comunidad Valenciana, dirigido por Jordi Colomina —como ya se hizo en el ALPI, el único Atlas con el ALEANR que estudia varias localidades de la zona— como en los de onomástica, con el Corpus Toponímic Valencià, los dos patrocinados por la Academia Valenciana de la Llengua, se tiene presente toda la realidad valenciana sin distinción. Ahora, recogidos los materiales, se ha de empezar a estudiarlos diacrónica y diatópicamente, pero ya se pueden adelantar algunas cosas como las que se pueden ver en el volumen colectivo Els altres parlars valencians. I Jornada de Parlars Valencians de base Emili Casanova 228 AFA-67 castellano-aragonesa (Casanova, ed., 2010), en mi artículo sobre las fronteras lingüísticas entre las dos lenguas valencianas (Casanova, 2001), y en Pérez Piquer-Casanova (2010) sobre las características fonético-léxicas de los topónimos valencianos recogidos en el Corpus Toponímico citado. 8. Conclusiones a) El País Valenciano habla catalán por la procedencia de la mayoría de sus repobladores, pero desde el mismo momento de la conquista el catalán vivió al lado del aragonés, en convivencia y en familiaridad. Por eso los valencianos han visto siempre tan natural el castellano. La adaptación del contingente aragonés se ha conseguido a cambio de la convergencia de las dos lenguas, sobre todo a partir del siglo XV. b) Muchos valencianismos son palabras compartidas con el catalán occidental y el aragonés, no aragonesismos, como por ejemplo, alendar, aplegar, arnar, bellota, lligó. Y una gran parte de los aragonesismos valencianos viven también en Navarra, pasan por La Mancha y llegan a Andalucía, generalmente los documentados a partir del siglo XVI. c) La interferencia del aragonés es uno de los factores que explican las particularidades del valenciano dentro del diasistema lingüístico catalán, como hemos mostrado. Por eso es conveniente que lo tengamos a partir de ahora más presente y que intentemos averiguar cuándo es de origen aragonés y cuándo castellano. Se puede decir como principio general que cuando una forma valenciana medieval no se conoce en Cataluña y no es de origen árabe es de origen aragonés, pero con estudio, porque siempre hay casos que lo contradicen, como los usos de los prefijos des- y es- para formar derivados negativos o privativos: desfollinar/esfollinar, donde el aragonés actúa de manera diferente que el valenciano. d) Una prueba clara del empapamiento constante del catalán por el aragonés nos la da el tipo de interferencia estable que actúa en todas las partes de la lengua, a diferencia del árabe que solo actúa en el léxico, y especialmente en el de la agricultura. No cabe duda de que en una gran parte de los casos se ha de tener en cuenta el origen aragonés del vocablo y no su ascendencia mozárabe. e) En la filología y en la normativa catalana no se ha aceptado suficientemente el componente aragonés y las singularidades valencianas. Influencia histórica del aragonés sobre el valenciano AFA-67 229 Ahora que empiezan a aceptarse formas y lexemas de origen discutido en catalán es la hora de integrar todas las particularidades valencianas que se documentan, por lo menos las documentadas anteriormente al siglo XX en la lengua común, aunque provengan del aragonés. f) Por el sistema de vida que ha tenido la lengua en Valencia desde hace siglos, viviendo especialmente en el mundo coloquial, de la misma manera que ha vivido siempre el aragonés, y por la constante integración de aragoneses-parlantes en la ciudad de Valencia, ha habido una buena simbiosis de espíritu entre los dos hablares, como se nota en el hablar cotidiano de cualquier habitante del valenciano central. g) Es necesario estudiar las hablas churras e intentar explicarlas como un aragonés interferido por el catalán de Valencia, primeramente, y la superposición del castellano después. De hecho, el valenciano ha influido e influye en el castellano-aragonés de Valencia más cuanto más cercano se está de la zona catalano-hablante. Bibliografía Alarcos, E. (1983): «La constitució del vocalisme català» [1960], en Estudis lingüístics catalans, Barcelona, Ariel, 57-78. Alba, I. (1986): El habla de Ludiente, Castellón, Diputació de Castelló. ALDC = Veny, J. y L. Pons, Atles Lingüístic del Domini Català, I-IV, Barcelona, IEC, 2001-2011. ALEANR = Alvar, M., A. Llorente y T. Buesa, Atlas lingüístico y etnográfico de Aragón, Navarra y Rioja, 12 vols., Zaragoza-Madrid, Departamento de Geografía Lingüística-Institución «Fernando El Católico»-CSIC, 1979-1983. Aliaga, J. L. (1994): El léxico aragonés en el Diccionario de Autoridades, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico». Altaba, J. (1985): Palabras locales, comarcales y regionales (Más de tres mil palabras de uso popular regionalista), Zaragoza, Librería General. Alvar, M. (1953): El dialecto aragonés, Madrid, Gredos. 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