lunes, 11 de junio de 2018

PAC , A

a, as, o, os. La, las, el, los, artículos determinantes. As llaves d’os güertos, las
llaves de los huertos.
a manta. Mucho, mucha.
[abocador]. V. jubo.
abocinar. Poner a uno boca abajo (lo abocinó), ponerle la cara pegada al suelo
sujetándole la cabeza.
abuquecer. Entregar al macho cabrío (buco) las hembras; tomarlas el macho
(abuquecerlas).
acabacasas. Gastador, dilapidador, manirroto.
acapizar. Echarse uno sobre otro con ánimo de derribarlo en riña o lucha. Aquí
tiene más amplia significación que la que indica Borao.
aceto. Áspero, astringente, avinagrado, ácido; manchas en los cuchillos por cortar frutas verdes y acetas, rubinoso. / aceto balsámico
achapecer. Dar alcance el perro galgo a la liebre que persigue.
acocharse. Agacharse, ponerse en cuclillas.
acoflar, acoflarse. Sentarse en holgazanería. Se acoflan o culo y a charrar güenas horas.
aconortarse. Consolarse. No se puede aconortar, no se puede consolar.
acoplador 6. Cinturón de cuero para sujetar los pantalones.
acotraciáu. Mal o bien acotraciáu, mal o bien arreglado, generalmente mal; mal
arreglado, mal vestido, mal dispuesta una cosa.
aflamar. Agostarse, secarse, perderse una cosecha por el calor y la sequía.
aguaderas. Desvíos en los caminos para que, cuando llueve, entre el agua en los campos, sobre todo en los olivares. Güelve as aguaderas si quieres llenar
aceiteras. / aigüera , aigüeres
aguatillo. Entrada de agua.
agullada. Aguijón; trozo de la punta de un clavo puesto en el extremo de un palo largo, como de unos dos metros, para aguijonear, estimular, conducir y dirigir la pareja de bueyes.
ahitado, -a. Desvanecido. Cuando una persona padece una lipotimia, un pequeño ataque nervioso, etc., sobre todo si hay dolor de cabeza; no tiene nada que ver con la comida, poca o mucha.
ajaceite. Ajolio, mezcla de huevo, aceite, ajos y patata bien cocida y deshecha
hasta formar una pasta compacta y consistente, agitando y removiendo largo
rato.
6. En Refranes figura así; en el Vocabulario ponía acojilador, palabra que ha pasado, por ejemplo, al diccionario de Andolz.
ajarriero. Condimento, plato de cena hecho con bacalao y patata, ajoarriero.
alaced, alacetes. Cimiento; cimientos de una pared, de una casa.
alaiga. Hormiga con alas. Se emplea para cazar a pingued.
albardín. Anea, cuca, planta acuática de hojas y tallo espadiformes, de nerviación paralela. Secas las hojas se emplean para hacer asientos en las sillas de madera y de albardín.
alborzas. Fruto de los madroños.
alfonsar. Hacer en terrenos de regadío, especialmente, una labor de azada más profunda que con arado de desfonde y que con una vertedera cualquiera. Tal vez se alfonse hasta 40, 50 o más centímetros; también se alfonsa el terreno que se va a destinar a viña. / afoná , esfonsar català
algurín. Algorín, depósito para poner las aceitunas en los tornos o molinos para
que se amaseguen antes de molerlas.
aliróns. Escaramujo. / picaesquenes
aloda. Alondra.
alticamarse. Inmutarse. No s’alticamó guaire, o miaja, no se molestó, no se
inmutó nada, o por nada.
amallatar. Descansar el ganado, durante las horas de calor, en la sombra de árboles, cuevas, etc. Por extensión, siesta de los trabajadores en lugar de sombra y fresco.
amanar. Acercar, ir al lado de otro. Amánateme, ven a mi lado, junto a mí, al
alcance de la mano.
amasegar. Enmohecerse, descomponerse, fermentar las aceitunas en los algurines para que echen el agua que llevan si se cogieron en días húmedos o lluviosos; formar pasta de olivas antes de molerlas.
ambosta. Cantidad, lo que cabe en el hueco de las dos manos juntas. Zarpadeta es casi sinónimo.
amesurar. Cosechar, tener, medir frutos del campo. Amesuran mucho trigo en
icha casa. El que agua atura, aceite amesura, es decir, que tiene olivas el que
riega los olivos, el que tiene las aguaderas vueltas siempre para aprovechar
el agua de la lluvia de los caminos.
amorosiar. Tratar bien, con mimo, con caricias y cuidados a los animales domésticos. / amorós , amorosa
apedecar. Enterrar, enronar; acodillar sarmientos de vid; enterrar un cadáver,
causar la muerte a uno y, por lo tanto, su enterramiento. Este invierno, ¡cuántos en apedecará!, ¡a cuántos matará!
apretador. Cotilla, corsé con ballenas.
¡áraba! No lo creo; no; lo dificulto o lo creo casi imposible. Áraba que l’en diga,
no esperes que se lo diga.
[arañóns]. V. jazco.
argados. Armazón, tejido de mimbre que se coloca sobre los lomos de una caballería para llevar cuatro cántaros de agua, generalmente, o para conducir frutos del campo en sus cuatro depósitos, dos a cada costado de la bestia de carga; anganillas, angarillas.
argüello. Enfermizo, delgaducho. Aquí no se dice arguello, sino que se pronun-
cia el diptongo ue; no tiene, tampoco, los otros significados que señala Borao.
arizón. Una variedad muy notable de aulaga, o aliaga, en forma de gigantesco
erizo. Se parece a un cono de poca altura, de ancha base circular y de una frondosidad espinosa muy grande. / arissó
arnal. Colmenar, abejar.
articas. Pequeños espacios de terreno cultivado entre rocas y precipicios, de acceso peligroso y difícil.
arto. Arbusto, espino blanco.
asina. Así, de esta manera. / aixina , aissina
[astí]. V. ta par d’astí, ta par d’allí.
astiván. Ahí, ahí mismo, cerca, ahí delante... / astí aván , aquí daván
aturar. Embalsar, detener el curso del agua en pequeños regatiellos. Además tiene los significados que indica Jerónimo Borao en su Diccionario de voces
aragonesas. El que agua atura, aceite amesura.
[aveza]. V. tuerta.
azogue. El que no puede parar; inquieto, nervioso, inconstante.

Pedro Arnal Cavero

Pedro Arnal Cavero , pdf , aragonés

Vocabulario del alto-aragonés (de Alquézar y pueblos próximos) , descargar pdf desde el siguiente link :

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2993952&orden=215373&info=link

El original consta de 32 páginas (27, si descontamos las 5 primeras que contienen el título y los datos editoriales) y no va precedido de ningún tipo de presentación, explicación o información complementaria; cuenta con 538 entradas, algunas de las cuales incluyen más de una palabra.

Tras su aparición, fue objeto de algunas reseñas. Francisco Ynduráin (AFA, II (1947), p. 236) publicó una no muy favorable en la que lamentaba las graves erratas que contenía el vocabulario, a la vez que expresaba sus deseos de que el autor realizara otro más extenso y sistemático, en el que podrían caber, incluso, unas notas etimológicas.

Creía que deberían haberse suprimido algunas voces no regionales;
destacaba el interés de algunos rasgos fonéticos e, incluso, morfológicos, reflejados en los vocablos recopilados, y apreciaba especialmente la garantía de autenticidad.
También Heinrich Lausberg se ocupó de esta obra en el número 70 (año 1954) de la Zeitschrift für Romanische Philologie (pp. 127-128), el mismo en el que incluyó las realizadas a dos trabajos de Manuel Alvar (Toponimia del alto valle
del río Aragón y El habla del Campo de Jaca), a la Contribución al Vocabulario aragonés moderno de Antonio Badía y, en relación al dominio leonés, a El habla de Mérida y sus cercanías, de Alonso Zamora Vicente, y El habla de la Cabrera Alta. Contribución al estudio del dialecto leonés, de María Concepción Casado Lobato; trataba positivamente el glosario de Arnal Cavero, valoraba en las definiciones la atención al detalle y a los aspectos folclóricos y etnográficos, se fijaba en algunas de las palabras y en las soluciones fonéticas
que presentaban y daba cuenta, así mismo, de un caso en el que se
rompía la ordenación alfabética.

Debemos tener en cuenta la época en la que se realizó este vocabulario y también los objetivos que su autor pretendía alcanzar; de esta manera intentaremos evitar un juicio excesivamente severo para un trabajo que, desde la perspectiva actual, adolece de graves defectos, carece de rigor y ha sido elaborado sin técnica lexicográfica alguna: se encuentran errores de ordenación, no se dan marcas gramaticales, el tipo de definición varía y el uso de los signos tipográficos tampoco resulta uniforme. Cabría aplicarle consideraciones análogas a las realizadas por Aliaga en relación al Vocabulario del dialecto que se habla en la Alta Ribagorza de Vicente Ferraz (Madrid,
1934), con el que guarda notables coincidencias; deberíamos también encuadrarlo en el tipo de diccionario etnográfico, «cuyas soluciones técnicas pertenecen a la lexicografía practicada en España hasta principios del siglo XVIII, en aspectos tales como la ausencia de indicación de la categoría gramatical o la introducción de todo tipo de verbos-cópula».

El vocabulario se articula en forma alfabética, con algunos errores en la ordenación. La entrada da cuenta en ocasiones de la variación de género, tanto para adjetivos (bofo, -a) como para algunos sustantivos (iña, iñor) y de la alternancia singular/plural, especialmente interesante cuando supone cambio fonético (alaced, alacetes) o muestra la característica formación aragonesa (camal, camals), reflejada también en entradas que se presentan únicamente en plural (aliróns); a veces refleja, incluso, variaciones fonéticas (chupíu, chupido; encensallo, incensallo). Son muchas las dobles entradas en las que aparecen una palabra primitiva y su derivado (botiga, botiguero; figa,
figón; tocho, tochazo) o dos voces pertenecientes a la misma familia
léxica (chelo, chelato; patantoniar, patantonizo; tamborinada, tamborinazo), aunque no siempre las definiciones dan cuenta de ambos lexemas, y en algún caso se incluyen palabras sinónimas, separadas por un punto y coma (roñoso, a; rubinoso, a, aunque rubinoso consta también de manera independiente en el lugar que le corresponde).

Quiso Arnal Cavero mostrar determinados elementos gramaticales (por ejemplo, los diminutivos, como cimbeled, goted), que a veces intercala en su vocabulario de una manera que hoy resulta chocante:

así podemos observar entradas como cal, cale, caleba... caldrá; fez,
hez; puesto, quiesto, agrupando distintas formas conjugadas de un
mismo verbo o tipos morfológicos similares de verbos diferentes; puede verse el paradigma completo del demostrativo (iche, icha, ichos, ichas) y el del artículo, en este caso ubicado en dos lugares (a, as, o, os; o, a, os, as). También el pronombre adverbial derivado de INDE, vivo todavía hoy en las hablas aragonesas, se encuentra en este repertorio con ejemplos de uso; figura, por una parte, como entrada en, envídenos, en ficiemos, en estorrocemos, en fícenos y, por otra, ne (en cuyo interior constan los ejemplos tráineme, dámene, dílene); en el lugar correspondiente aparece, además, la entrada tráimene, traine, m’en trairás. En ocasiones es una locución o una frase hecha lo que directamente se ofrece (piz, piz, tordoliz; salir o portal) o una extraña llamar a animales, en la que figuran diversas expresiones con las que el hombre se dirige a distintos animales. Unas pocas voces están incluidas en el interior de otra entrada; así ocurre con esbachocar (s. v. bachoca), baruca (s. v. baruquero) o barracón (s. v. barraca).

Las definiciones no responden, como ya se ha indicado, a un único modelo y carecen de sistematicidad; presentan, además, en algún caso falta de correspondencia entre la categoría gramatical y la acepción o acepciones propuestas (véase, por ejemplo, aceto, banzo). Pueden incorporar dialectalismos; así, en la definición de algurín se lee amaseguen, forma conjugada del verbo amasegar que también tiene cabida en el vocabulario, cosa que no ocurre en otros casos como querado (s. v. cresáu) o cajico (s. v. cachigo), más comunes en nuestra región. Se acompañan en ocasiones de extensas explicaciones (como en ahitado, a: desvanecido; cuando una persona padece una lipotimia, un pequeño ataque nervioso, etc., sobre todo si hay dolor de cabeza. No tiene nada que ver con la comida, poca o mucha).

Introduce también el autor observaciones en relación con propuestas de Borao (acapizar, argüello), pone ejemplos de uso (as llaves d’os güertos;
se acoflan o culo y a charrar güenas horas) o reproduce dichos populares (güelve as aguaderas si quieres llenar aceiteras), a veces comentados: el que agua atura, aceite amesura, «es decir, que tiene olivas el que riega los olivos, el que tiene las aguaderías vueltas siempre para aprovechar el agua de la lluvia de los caminos». / aigüera
Se trata, en definitiva, de un vocabulario hijo de su tiempo y de la inquietud de Arnal Cavero por dar a conocer el habla de un pequeño territorio que le era bien conocido y querido; no pueden negarse las notables deficiencias que presenta, no resueltas del todo en repertorios dialectales posteriores, pero a la vez tiene un valor indudable puesto que nos proporciona unos datos acopiados de manera directa en la primera mitad del siglo XX, con información léxica, fonética, morfosintáctica e, incluso, etnográfica, y que pueden ser útiles para los interesados por la filología aragonesa, razón por la que hemos

querido recuperarlo en esta revista.

REFRANES, DICHOS, MAZADAS... EN EL SOMONTANO Y MONTAÑA
OSCENSE

Cuando unos años más tarde publicó su libro Refranes, Dichos, Mazadas... en el Somontano y montaña oscense incluyó nuevamente el vocabulario, con ciertas correcciones, con nuevas entradas y con una breve nota que contiene algunas explicaciones acerca de sus características; su objetivo es facilitar «al lector la interpretación de muchas palabras desconocidas, si no es aragonés, y somontanésmontañés» y —reconoce el autor— no se trata de una obra en la que deba buscarse rigor científico sino una humilde recopilación de palabras no encontradas en el Diccionario de Voces aragonesas de Jerónimo Borao ni en otros repertorios.
Los cambios observados en ningún caso afectan a aspectos esenciales de la estructura del vocabulario, que se incrementa con un puñado de palabras: alzar, amolar, atacarse, bardiar, brocero, brodio, burzada, calamonáu, cascabillo, contornillo, cresto, charada, chimiaizo, esbotar as narices, espirallar, fuesa, galvana, liedrera, mantornar, pilma, quera, recantillo, rocero, roperacho, runflada, salagón, sinconisión, tornallo, tovo, trafuca y trafucar.

Se observa un nuevo criterio, más regular, aunque no completamente homogéneo, en el uso de la cursiva o las comillas. Mayor importancia tienen algunas sustituciones de palabras que en el texto anterior presentaban errores; así constan ahora acoplador (por acojilador), barrustas (por barnista), basemia (por bascucia), burricáus (por burricáns), carracleta (por carragleta), chupíu (por chupín), derretíu (por derretín), esbafar (por esbajar), rechirar (por rechisar), tresbatir (por trebatir), tal como indicaremos en cada momento en el texto que a continuación se reproduce.

Se corrigen fallos de ordenación alfabética, aunque persiste la mala colocación de algunas palabras e, incluso, en alguna ocasión una voz se mantiene como estaba y se repite, con algún cambio en la definición, en el lugar que le corresponde (desatascarse, escrebas).

Por lo general no hay modificaciones significativas en las definiciones; corrige erratas evidentes, mejora algunas de ellas (como escantillar), efectúa alguna pequeña sustitución, por lo general acertada, aunque no siempre (parecía, por ejemplo, mejor el significado ‘manchas en los cuchillos por cortar frutas verdes y acetas’ que ‘manchas en los cuchillos para cortar frutas verdes y acetas’ para el adjetivo aceto); añade, a veces, un sinónimo (por ejemplo tiónel viejo soltero, o soltero viejo...’ pasa a ser ‘el viejo soltero, o soltero viejo..., cresto’ o garza ‘urraca’ se convierte en ‘urraca, picaraza’, ejemplos ambos en los que da cabida a un nuevo regionalismo; o incorpora alguna nueva acepción (como en batán ‘bataneo de mantas’ y ‘paliza’ o botanas, término para el que añade ‘polea, garrucha delgada de madera para obturar agujeros en odres o boticos’).

El vocabulario que sirve de complemento a Refranes, Dichos, Mazadas... en el Somontano y la montaña oscense es, pues, absoluto continuador del aparecido en 1944, con algunas correcciones y adiciones —tal como indica el propio Arnal Cavero—, con unos objetivos muy concretos y sin ningún tipo de avance en la técnica lexicográfica empleada.

CRITERIOS DE ESTA EDICIÓN

Hemos preferido reproducir en este Archivo de Filología Aragonesa el texto publicado en 1944, dado que la versión que acompaña al libro citado es de más fácil acceso por contar con la edición facsímil mencionada. Se ha respetado básicamente la obra original, aunque se han llevado aquellas entradas que estaban mal ordenadas al lugar que alfabéticamente les correspondía y se han colocado ch y ll dentro de la c y la l, respectivamente; se han corregido errores tipográficos evidentes, se ha regularizado la acentuación y se ha sistematizado el uso de los signos de puntuación, de cursivas y "comillas".

Por otro lado, algunas de las erratas que se habían deslizado en el vocabulario afectaban a los lemas propuestos, lo que había originado la presencia de auténticas palabras fantasma —algunas de las cuales fueron señaladas en la mencionada reseña de Ynduráin— y corregidas por el autor en la versión de los Refranes, que han pasado a repertorios posteriores, como los realizados por Andolz y Rohlfs; en este caso hemos optado por introducir la forma correcta, aunque para mantener la fidelidad al original y a las condiciones en que se presentó, se indica en nota la variante eliminada.

Hemos añadido, además, nuevas entradas —que señalamos entre corchetes, con remisión a la voz correspondiente— para dar cuenta de aquellos términos que no figuraban como primer elemento en la entrada (casos como puesto, quiesto) o que carecían de entrada propia (esbachocar se incluye s. v. bachoca); nos ha parecido oportuno hacer lo mismo con aquellas palabras aragonesas que se utilizan en las definiciones del autor, vayan o no acompañadas de su equivalente castellano (abocador, brenda, bisaltos; encorrer, tajaderas) y, finalmente, se marca la remisión en las ocasiones en las que una misma voz figura con b y con v (besque / vesque, betiquera / vetiquera, baguereta / vaguereta).

Rosa María Castañer Martín

Léxico Arnal A

Alquézar (Alquezra en aragonés)​ es un municipio de la comarca Somontano de Barbastro, en la Provincia de Huesca, Comunidad Autónoma de Aragón, España.
Pedro Arnal Cavero , un maestro que apenas Pedro se llamaba

Autores: Víctor-Manuel Juan Borroy
Editores: Barbastro (Huesca) : Centro de Estudios del Somontano de Barbastro, 1998
Año de publicación: 1998
País: España
Idioma: español
ISBN: 84-923912-0-0
http://www.unizar.es/cce/vjuan/pedro_arnal_cavero.htm
Refranes, Dichos, Mazadas. En El Somontano Y Montaña Oscense (Temas)

ARAGÓN EN ALTO

Por los Seres Indefensos , Sociedad Aragonesa de Protección a los Animales y Plantas

Aragón de las tierras altas.
Somontano en alto: Escritos (1946-1959) e inéditos (Biblioteca de las Lenguas de Aragón)

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FENDO A PAROLA. Premio Arnal Cavero 1998

Pedro Arnal Cavero
Víctor M. Juan Borroy

A nadie sorprendió que aquel joven, siendo el nieto del maestro de Huerta de Vero y el hijo de quien fue durante décadas maestro de Alquézar, decidiera estudiar magisterio. Los tres –el abuelo, el padre y el nieto- amaban la tierra, el paisaje y a las gentes del somontano. Pedro Arnal Cavero (Belver de Cinca, 12 de marzo de 1884 - Zaragoza, 27 de abril de 1962), nació en el pueblo donde su padre ejercía de maestro, pero muy pronto se trasladó a Alquézar y allí participó en las romerías, en los días de celebración como o cabo d'año o as fogueras de San Fabián. Escuchó centenares de historias, de leyendas y de cuentos que los mayores desgranaban en las noches de nevada, sentados en la cadiera, alrededor del fuego.

Arnal simultaneó los estudios de bachillerato y de magisterio en Huesca. Tras aprobar las oposiciones, obtuvo destino en Artajona (Navarra). Allí conoció a Delfina Arambillet, con quien se casaría unos años más tarde. Tras una breve estancia en la escuela aneja a la Normal de maestros de Teruel, le fue adjudicada, en 1910, la escuela de la plaza de Santa Marta de Zaragoza. En 1911, formó parte del primer grupo de maestros españoles a quienes la Junta para Ampliación de Estudios pensionó para que conocieran el funcionamiento y la organización de las principales instituciones educativas de Francia y Bélgica. Por eso, a su vuelta, ensayó algunas de las iniciativas que tanto le impresionaron durante su visita a las escuelas de estos dos países, pronunció conferencias en las que relataba lo esencial de su viaje, y firmó decenas de artículos en la prensa sobre todo lo que podría hacerse en las escuelas de Aragón para aproximarlas a lo que ya se estaba haciendo en las de Europa. En 1921 fue nombrado director del grupo escolar de la plaza de Santa Marta. En 1929, se hizo cargo de la dirección de la escuela que Zaragoza levantó en memoria de Joaquín Costa. Pedro Arnal Cavero dirigió este Grupo Escolar durante los primeros veinticinco años de su funcionamiento, hasta que se jubiló en 1954, siendo el número uno en el escalafón de los maestros españoles.

Junto a su proyección pedagógica, fácilmente se descubre la dimensión ciudadana del director de la escuela Costa, quien colaboró en Montañeros de Aragón, en la Sociedad Aragonesa de Protección a los Animales y Plantas, en el Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón (SIPA), en el Ateneo o en la Institución Fernando el Católico. Además fue un incansable publicista que escribió asiduamente en varias revistas profesionales, especialmente en La Escuela Española, El Magisterio de Aragón y La Educación. Mención especial merece la fecunda relación que se estableció entre este maestro y Heraldo de Aragón, donde publicó su primer artículo en 1912 y, el último, unos días antes de su fallecimiento en la primavera de 1962. En sus artículos en la prensa local, se ocupó del somontano, de la montaña, de las costumbres y tradiciones. También fue el encargado de recordar a los lectores, cada febrero, el aniversario del fallecimiento de Joaquín Costa.

Su obra

Aunque la terrible guerra civil sumió a este maestro en un profundo silencio pedagógico, ya había escrito, antes de aquella vergonzosa tragedia, varios libros de temática educativa. El primero de ellos, la Cartilla Aragón, impreso en los años veinte en Zaragoza, conoció varias ediciones. También se hicieron dos ediciones de Lecturas (Zaragoza, 1923 y 1927), un delicioso librito ilustrado con los dibujos de los niños de la escuela de la plaza de Santa Marta. La prestigiosa editorial Dalmau Carles publicó Lecturas Estimulantes (Gerona, 1932), un libro muy apropiado para los niños que iniciaban el aprendizaje de la lectura. Asimismo redactó el texto que acompañaba a unas ilustraciones de Luis Mallafré para el cuaderno de geografía aragonesa titulado Apuntes de Geografía. Aragón, (Barcelona, 1936). En el archivo de Pedro Arnal Cavero se conserva Guía de Juventudes, un libro de lecturas para los chicos de los últimos grados de la escuela primaria que no llegó a publicarse.
Por otra parte, trabajó por conservar y recuperar una herencia antropológica, cultural y lingüística que corría el riesgo de perderse. Fue, como él mismo confesaba, andariego y navesante porque en Huesca, decía Arnal, aunque no tenemos mar, vivimos navesando: andando, corriendo, subiendo, trepando... por sendas y vericuetos de las montañas y de los bosques ásperos. Arnal Cavero reivindicó el paisaje, y defendió la necesidad de preservar las costumbres y tradiciones, el vocabulario, los refranes, etc.

Así lo hizo en libros como Aragón en Alto. La montaña, el Somontano, la tierra baja (Zaragoza, 1940), en Aragón de las tierras altas (Zaragoza, 1955), en Vocabulario del Alto-aragonés (Alquézar y pueblos próximos) (Madrid, 1944) o en Refranes, dichos, mazadas... en el Somontano y montaña oscense (Zaragoza, 1953).

Los discípulos de don Pedro recopilaron una serie de artículos periodísticos escritos por su maestro, y editaron un grueso volumen misceláneo titulado Del ambiente y de la vida (Zaragoza, 1952).

Arnal Cavero formó parte, desde su creación en 1919, de la Sociedad Aragonesa de Protección a los Animales y Plantas donde realizó una notable labor divulgativa como puede comprobarse en el libro Por los seres indefensos (Zaragoza, 1960).
La puesta en marcha de un gran grupo escolar.

Además de sus frecuentes artículos en la prensa pedagógica aragonesa, Pedro Arnal colaboró en la Revista de Pedagogía, fundada en Madrid en 1922 por Lorenzo Luzuriaga, inspector vinculado a la Institución Libre de Enseñanza. La Revista de Pedagogía fue el órgano de introducción y difusión de los principios de la Escuela Nueva, y la publicación periódica más importante de las primeras décadas del siglo XX, tanto por la entidad de sus colaboradores como por la modernidad de sus contenidos. La colaboración de Arnal en la Revista de Pedagogía se inició con un trabajo titulado “Los cuadernos escolares” (junio, 1926) en el que exponía las ventajas de su uso y expresaba el convencimiento de que se convertirían en un medio idóneo para transformar la antigua escuela, verbalista y árida, libresca y rutinaria, en una escuela moderna, agradable, alegre, reflexiva y educadora. Dos años más tarde, dedicó un artículo a “La escuela activa y la actividad extraescolar” (junio, 1928). En colaboración con Francisco del Olmo Barrios, encargado del laboratorio Psicotécnico de Orientación Profesional de Zaragoza, firmó un artículo titulado “Contribución al estudio de la personalidad según el método del Dr. Mira” (septiembre, 1930), basado en los resultados de una investigación realizada con los niños de la escuela Costa. En “La selección del Magisterio. Sugerencias de los Cursillos” (octubre, 1932) se mostraba muy crítico con el procedimiento ensayado durante la II República para sustituir a las clásicas oposiciones. Para finalizar, en junio de 1936, relató en “La puesta en marcha de un gran grupo escolar” la organización del Grupo Escolar Joaquín Costa de Zaragoza y la ilusión que despertó en los niños y en los maestros formar parte de aquélla activa comunidad educativa.

Desde que en 1923 el arquitecto Miguel Ángel Navarro anunció en la prensa las líneas esenciales del futuro edificio dedicado a Joaquín Costa, Pedro Arnal hizo sugerencias en artículos y conferencias sobre lo que debería ser esa escuela. Entre otras cosas, recomendaba que se diera a conocer el proyecto a la ciudadanía; que se cuidara del mismo modo el patio de recreo que los espacios destinados a las aulas; que se seleccionase rigurosamente al profesorado que allí iba a trabajar; que la escuela contara con dependencias como laboratorios, biblioteca o despacho para el médico, exigidas por la moderna pedagogía; que se diseñaran minuciosamente los programas que iban a impartirse; que se estableciera un reglamento de funcionamiento que guiara a niños y maestros, o que se eliminara del entorno de la escuela todo aquello que pudiera perturbar el desarrollo educativo de los niños. Insistía en que lo más importante no era el edificio, sino el grupo de maestros y de niños que en él iban a convivir porque el Grupo Escolar Joaquín Costa era, fundamentalmente, un gran grupo humano, una treintena de maestros y más de mil quinientos alumnos.
En el artículo publicado en la célebre Revista de Pedagogía en junio de 1936 se aprecia el talante que Arnal quiso imprimir a esta escuela, y que de manera precisa se resume en el texto que copiaron los alumnos: “Niños, este edificio hermoso y grande es vuestra escuela y es vuestra casa (…)”.“La puesta en marcha de un gran grupo escolar” refleja bien el optimismo pedagógico de una época, la importancia que tenía la escuela en la construcción de una sociedad más justa, la confianza que este maestro depositó en el trabajo basado en la libertad y en la responsabilidad. Arnal quería que el Grupo Escolar Joaquín Costa fuera una escuela abierta a la comunidad, que pudiera ser utilizada durante todo el año para aprovechar los patios de recreo, la biblioteca o el salón de actos. Además, pretendía implicar a los niños –y a los maestros- en la gestión de la escuela organizando comisiones –algunas de ellas mixtas- que se encargaban, por ejemplo, de recoger el material de enseñanza; de arreglar las bicicletas y los balones; de recortar de los periódicos y de las revistas toda la información que pudiera resultar útil para la escuela; de recoger el pan sobrante del comedor para dar de comer a los gorrines; de cuidar las flores y los pequeños árboles; de recoger las piedras del campo de fútbol; de colocar la pantalla, instalar el aparato de radio o de poner la máquina cinematográfica en el salón de actos.

Respecto a los principios pedagógicos que alentaban el trabajo de los maestros y de los alumnos del Costa, sorprende gratamente que ya se trabajara según el método de proyectos, y que se tomara el referente de la moderna escuela de Winnetka (EEUU) –Arnal decía que se carteaba con un colaborador de Carleton Washburne, el director de aquella escuela experimental de Chicago-. En 1936, los niños proyectaban un viaje de fin de curso a San Juan de la Peña y a Canfranc que sería la ocasión propicia para trabajar muchos contenidos, porque eran los propios alumnos quienes calculaban el precio del viaje, trazaban el itinerario, levantaban mapas, estudiaban la fauna y la flora, etc. Aquel viaje sería el pretexto ideal para abordar algunos asuntos relacionados con Huesca, con los Mallos de Riglos, con el pantano de Arguis, con la repoblación forestal, con las aduanas, con las pistas de Candanchú o con las fábricas y hornos de aluminio de Santa María y Sabiñánigo. Además, Arnal citaba en su artículo, junto a Freud y Adler, a algunos de los más significativos representantes de la Escuela Nueva como Cousinet, Kilpatrick o Claparède. El funcionamiento del Grupo Escolar Joaquín Costa descrito por Arnal Cavero en este artículo se aleja definitivamente de la escuela que hizo de la imposición, la memorización, la rutina y la repetición los ejes básicos de la actividad escolar.

Pedro Arnal Cavero era el director de la escuela Costa, el apasionado cronista del somontano, el colaborador durante cincuenta años de Heraldo de Aragón, el maestro que todas las primaveras acudía con un grupo de niños de la escuela a los pinares de Torrero para matar la procesionaria. Es cierto que recibió grandes muestras de reconocimiento entre las que podemos destacar la medalla de plata de la ciudad de Zaragoza; que se diera su nombre a algunas calles (en Zaragoza, en Huesca y en Alquézar), a una biblioteca infantil, a un puente que une las dos orillas del Canal Imperial de Aragón a su paso por los pinares de Venecia, a un colegio público y, más recientemente, al premio que otorga el Gobierno de Aragón a las obras escritas en aragonés. Dos homenajes honrarían especialmente a este maestro: ser nombrado, tras su jubilación, en el Boletín Oficial del Estado, director honorífico del Grupo Escolar Joaquín Costa, y que Alquézar le distinguiera con la consideración de Hijo Adoptivo.

Y coincidiendo con el 75 aniversario de la inauguración del Grupo Escolar Joaquín Costa, el espléndido salón de actos de esta escuela se llamará, a partir de ahora, por acuerdo del Consejo Escolar del Centro, Pedro Arnal Cavero. La memoria siempre se deposita en palabras que, en esta ocasión, sirven para recordar el trabajo reposado y generoso de un maestro.
José Luis Aliaga, «Observaciones sobre lexicografía aragonesa. (A propósito de los vocabularios benasqueses de Ferraz y Ballarín y del diccionario de Aragüés)», en Arnal, M.ª Luisa y Javier Giralt
(eds.), Actas del I Encuentro «Villa de Benasque» sobre Lenguas y Culturas pirenaicas, Zaragoza, DGA, 1997,

domingo, 10 de junio de 2018

Léxico aragonés , U-Z

ULTRAMARINO. n. Del tronco materno: lo hemos visto usado con alusion á los bienes en lenguaje forense.
UNIDAD, n. Union (fuero de la).
UNIDO. n. El que firmaba ó se alistaba para sostener los fueros invocando el Privilegio de la Union.
UNION. n. Privilegio que consistía en firmar los nobles, y á veces la familia real y aun el rey, para permanecer en estado de insurreccion hasta que, reunidas las cortes , se diese satisfaccion al reino de las ofensas hechas á los fueros: fue confirmado por Pedro III y Alfonso III y abolido por Pedro IV.
UNTADA, n. Rebanada de pan mojada en aceite, manteca ú otra sustancia análoga. / el alcalde se ha comido una untada / paregut a la torrada , torrá , pero no a Torra
UNTAMIENTO. n. Uncion, vocablo declarado aragonés por Blancas.
USAGES, n. Derecho consuetudinario pero elevado á ley, constitucion, ordenanza, fuero ó privilegio. / usatges català , collons quin idioma més únic
UVA. a. Racimo de uvas. — n. como una uva, espresion con que se denota la muchedumbre de personas ó de cosas semejantes, agrupadas en poco espacio como los granos en la uva. — uva de QuiEBBA ?? tinaja, variedad de las uvas royas, asi como la argelina y otras.

VAGAR. n. Se usa en la expresion vagar le puede para significar la facilidad ó disposicion para alguna cosa.— n. Tambien se usa en frases como estas: ya te vagará jugar por la tarde, harto te vagará estudiar cuando entres en el colegio.
VAGO. a. Erial, solar, vacío. / vaga català es huelga , vago dropo
VAGILLO.— n. Cacharro: la Academia define como provincial bagillo, cuba ó tonel.
VALENTOR. n. Valor, estimacion ó precio, y asi se dice valentor de un real, valentor de un alfiler.
VALENZA. n. Parece significar valentía, denuesto , riepto ó desafio, á juzgar por las palabras de Cuenca que, refiriendo antiguos privilegios, dice «el pechero que hiciere valenza á caballero, no siendo pariente en cuarto grado, pierda caballo y armas:" tiene alguna conexion con la voz soberbia usada en el fuero de Sorauren (Navarra), en donde dice «que ningun Señor les hiciere soberbia» esto es, agravio ó violencia.
VALERSE. n. Tener valor alguna cosa , y asi se dice «este año se vale mucho el trigo."
VALONES. c. Calzones. / valonazos calzonazos ?
VARA. n. Látigo, zurriago: se toma la parte por el todo. / suriaca, surriaca , pero no Suriaco de Valderrobres
VAREAR. n. Ahuecar, esponjar, mullir la lana de los colchones; tambien se dice palear , y aunque ambas voces estan explicadas por la Academia, lo están de un modo general. / varejá los sigróns damún de una borrassa
VAREADOR. n. El que tiene por oficio varear la lana.
VARELLO. n. Val pequeña.
VASALLERIO. n. Derecho sobre los vasallos y condicion de los vasallos, ó sea vasallaje. «Soldamos de fe... de vasallerio é de todo otro cualquiere deudo de que vassayllo ó natural deue etc." (Códice de la Union). / deue en negrita , ell o ella deu , él o ella debe
VASALLOS DE PARADA. n. Los que daban tributos personales á los ricos-hombres. Trata de ellos Cuenca en su obra de este título.
VASILLOS, n. Ombligo de Venus, planta.
VASO DE AGUA. n. Llámase censo del vaso de agua el que consiste en el 5 % del capital (antes el 10) por cada enagenacion, no pudiendo hacerse esta sin consentimiento del censualista.

VEDADO. Laringe, ó cavidad entre la glotis y la epiglotis.
VEDALERO. n. Cada uno de los dos ministros elegidos por el capítulo general de ganaderos de Zaragoza para desempeñar las egecuciones, embargos , visitas y otras diligencias judiciales. En Navarra tenian el mismo nombre los guardas de los campos, y hoy se conserva en Agredas el de vidakros ??
VEGUER, a. Juez ó alcalde de un partido ó territorio.
VELA. p. Toldo de tela burda y consistente. — n. Especie de quitasol de grandes dimensiones que se fija en tierra y sirve para preservarse de la intemperie los vendedores ó feriantes. / vela marca Also de Tortosa
VELLUTERO. p. Oficial que trabaja en seda. / paregut a Billotero de La Fresneda / vellut , llana
VENDEMA. d. Vendimia. / verema català , brema 
VENDERÍA. n. Puesto público ó tienda en donde se vende alguna cosa. / botiga
VENORA. a. Hilada de piedra ó ladrillo en las acequias, que colocada de trecho en trecho, sirve de señal á los que hacen las limpias.
VENTANO. n. Ventanico ó ventanillo segun la Academia, que solo admite estos diminutivos pero no su respectiva voz radical. / finestró diu en chapurriau José Miguel Gracia Zapater de La Codoñera
VERA. p. Orilla. / a tu vera , siempre a la verita tuya ....
a tu vera , Lola Flores




VERDASCO , VERDUZCO , VERDUSCO. J d. Látigo de cuero (zurriago) ó rama de árbol. / verdang , de lladoné d'Areñs es de lo milloret , per extensió tamé se li diu a la rata del home, sobre tot si es com la del negre del whatsapp
VEREDA, n. Cada uno de los nueve distritos en que se dividía el reino de Aragon para el efecto de hacer la cuestación ordinaria en favor del hospital de Zaragoza.
YERGUERO , yergüero ? alguacil de vara, maccr0- ??
VETA, d. Trenzadera ó cinta de algodon.— d. Hebra de hilo.
VIAJE, viage n. Vez, y asi se dice este viage no puede serviros: es voz del vulgo y tiene, como se vé, bastante mas latitud que los significados de la Academia. / esta vegada , esta volta
VÍAS PASTORILES, n. Las señaladas en general para trashumar el ganado. / pas de bestiá  , cañada
VICERA. n. Adula: úsase tambien en Navarra: en Castilla bicerra es cabra montés y vecera hato de puercos ú otros ganados que van á la vez, asi como vecería manada de ganado por lo comun porcino perteneciente á un vecindario.— Vecero está usado por muchos, entre otros por Berceo, en sentido de cosa que se hace por turno (dar la vez) ó persona que la hace.
VICIOS (dar), a. Mimar.
VICIOSO. a. Mimado , educado con demasiada libertad.
VIDARRIA. n. Hombrecillos, planta. / es una de las plantas secretas del flameado de Moe, inventado en Beceite
VILLANOS DE PARADA. n. Llamados de convencion ó convenio por el que hacían de servir á los infanzones sin poseer nada propio, pestilente y miserable condicion como dice el ob. Vidal de Canellas: eran adscriptos á la gleba ó al terruño, y equivalian, segun Ducange, á los collati tendelli ó collaterii.
VILLERO. n. Pueblo de corto vecindario, tal vez sinónimo de villorrio pero sin su carácter despectivo, probablemente mayor que la aldea y aun el lugar, al cual precede en el Códice de los ff. dela Union, en donde se habla mucho de «las ciudades, villas, villeros é lugares de la jura de la dita unidat."
VINATERA, n. Insecto del orden coleóptero.
YIÑUÉGALO. n. Guarda de las huertas.
VIOLA, a. Violeta, alhelí.
VIOLARIO. a. Pension que lleva al convento el que profesa.— n. Pension que se asegura á uno por toda su vida, mediante la cesion que este hace de su hacienda ó parte de ella.
VISLAY (al), n. De soslayo. / mirá de bislai o vislay
VíSTRAER, d. Desembolsar.— d. Sonsacar.— n. Pagar ó satisfacer una cantidad: en este sentido, que es casi igual al de desembolsar, usan de aquella palabra las Ordinaciones de la casa de Ganaderos de Zaragoza promulgadas en 1805, á las cuales hemos acudido para comprobar algunas palabras de ganadería, si bien allí no se hallan todas las de nuestro Diccionario.
VIUDEDAD. a. Usufructo que sobre los bienes del cónyuge finado goza el superviviente mientras continúa en la viudez.
VIZALERO. d. Dulero.
VOCEADOR. n. Pregonero. En algunas partes se le llama tambien vocero, palabra con que por otra parte se designó al abogado en Castilla y en Navarra.
VOLADA. d. Ráfaga de viento.
VOLANDERA. n. Se dice de la firma común por su mucha generalidad, pues comprende todos los jueces y todos los casos.
VUELTAS. d. Techo.
VULCAR, d. Volcar. ver bulquete , bolquete
VULTURINO. d. Nasa de pieles para pescar.

XAPURCAR, a. Revolver el agua ú otro liquido: dicese mas bien chapurcar.
XARRO. a. Véase jarro.
XIA. a. Chia, insignia de la magistratura: ant.
XINGLAR, a. Gritar con regocijo. / tu mujer xingla cuando chinga? Jodó si xingla, la oigo hasta desde el bar !

YAYA. n. Abuela: tambien es muy frecuente, sobre todo entre los niños, designarla con el nombre de lola ?? iaia ?? que no incluimos. / ma yaya , mon yayo

YERBA. n. Alfalfa: se toma el género por la especie. / herba , aufals , alfalz
YERBA DEL PICO. n. Planta.
YERBA DE PORDIOSEROS. n. Planta.
YESO. .a Usase la espresion lavar de yeso, y significa cubrir de yeso una pared bruñiéndola con la paleta. / ges , algés , algez etc
YUNTA. p. Yugada. / jau , jou , juñí , llaurá a polligana

ZABACEQUIAS. d. El que cuida de los turnos en el riego y de multar á los que contravienen á los estatutos ú ordenanzas. / sobresequié , com Enrique Segurana Celma
ZABALMEDINA. n. Zalmedina: lo hemos visto escrito de esa manera en algunos documentos mss., y Ducange habla de el usando ademas los nombres de zahalmedina , salmedina y cephalmedina: en un privilegio de Pedro II en favor de los Jurados de Zaragoza se lee cazalmedina.

ZABORRA. d. Piedra pequeña: tiene alguna conexion con el saburra latino y sorra español, que significan la arena gruesa con que se lastraban las embarcaciones.
ZABORRERO. d. Albañil que trabaja con zaborras.— d. Poco diestro en algun oficio.
ZABORRO. n. aljezon.
ZABURRERO. d. Zaborrero.
ZAFARECHE, a. Estanque. / safarech , safareig com lo de Penarroija de Tastavins
ZAFARICHE, a. Cantarera ó sitio donde se ponen los cántaros.
ZAFRAN. n. Azafran: asi se lee en nuestros fueros, pero en castellano solo se usa como licencia poética.
ZAGUERAMENTE, n. Ultimamente: tambien se dice la zagüera vez, cuya significacion es aproximada á la de la Academia. / a La Codoñera , a la zaguera carrera a la zurda viu Tomás Bosque lo chapurriau y a la dreta , Josep Miquel Gràssia Sabater , Arturo Quintana recte abán
ZALEAR, d. Manosear ó deslustrar alguna cosa.
ZALMEDINA, a. En lo antiguo alcalde ó magistrado con jurisdicion civil y criminal; era Juez ordinario de Zaragoza y para el desempeño de su oficio, que era anual, tenia un Asesor: algunos equiparan este cargo al de Censor en Roma.— d. Era en lo antiguo el alcaide de las cárceles, y hoy aquel preso que por sus circunstancias es nombrado para cuidar del orden interior en cada estancia.
ZALMEDINADO. n. Dignidad y oficio del zalmedina en su primera acepcion.
ZAMARRAZO. n. Golpe con palo, correa etc.— n. Desgracia que uno sufre en su salud, su carrera ó su fortuna, y asi se dice de uno que ha quedado cesante «hoy le ha llegado el zamarrazo ó ramalazo»: tambien vemos usada esa palabra en unas quintillas escritas con motivo de las oposiciones verificadas en Zaragoza para llenar la vacante del catedrático P. Raulin.
ZAMUECO. n. Mostrenco, majadero, drope ? dropo ?.
ZANCOCHAR, d. Guisar con poca limpieza: en Castilla salcochar.— d. Revolver, desgobernar.
ZANCOCHO. d. empandullo.
ZANGUÍLON. n. Muchacho desproporcionadamente alto.— n. Joven inútil y ocioso.
ZANQUIL Y MANQUIL. n. Zurriburri.
ZAPATERO. n. En algunos juegos el que no hace tanto ó baza.
ZAPO. n. Sapo.— n. Persona desmedrada, torpe ó desmañada.— Rosal dice que los antiguos llamaban zapo al sapo y zapico al hombre chico.
ZAPOTAZO. d. Trompazo, talegazo. / trompada , sacsada , etc
ZAQUE, n. Cuero en que se saca agua de los pozos, segun el autor del Diálogo de las lenguas, quien cita esa palabra como aragonesa, diferenciando su significacion de la de Castilla, en donde vale tanto como cuero de vino.
ZARANGA. d. Fritada.
ZARCILLO. a. Arco de cuba. / se les llama así a un tipo de aros, pendientes
ZARFE. n. Criado que se toma en comun por personas que viajan ó pasan algun tiempo fuera de su casa.
ZARPA, n. Se usa en la frase andar á zarpa la greña en significación de andar á la greña.
ZARPEAR, n. Equivale aproximadamente a manolear y manosear.— n Echar la zarpa. / sarpa , sarpada, peixcá a sarpeta , sarpejá
ZARRABULLO. n. Revoltijo, conjunto desordenado de cosas y aun de ideas ó palabras: usase también en el mismo sentido el verbo zarrabullar.
ZARRAPASTRO. n. Zarrapastroso, zarrapastron.

ZERIGALLO. d. Pingajo.— d. Joven indiscreto que presume y se entremete mas de lo que debe. Un zerigallo puede tener una cara parecida a esta :


ZOCA d. Choca. 
ZOFRA. n. Tributo que se imponía antiguamente en el reino de Aragon.— n. hacer zofra, trabajar para el comun ó á vecinal en obras de construccion. / fer safrà del català ?
ZOQUE, d. Tarugo ó tronco de árbol sobre el cual se cortan las carnes: tajo, tajador. / soca de olivera a La Codoñera , cap de zoca
ZORRA, d. zorra de carne, piltrafa.
ZORRIAR. n. El supuesto Avellaneda , autor aragonés segun la opinion comun, usa de este verbo en varios lugares de su Don Quijote , pero siempre en boca de Sancho : una vez dice porque a fé que me zorrian ya las tripas de pura hambre» (P. V. cap. IV); y otra «habia puesto la escudilla sobre las brasas, de manera que me iba tornando por el estómago abajo.» (cap. X). Ambas frases se compadecen bastante con las definiciones de zurriar y zurrir, sonar ó resonar bronca y desapaciblemente alguna cosa.
ZOTE, c. Ignorante, lerdo.
ZUCRERIA. d. Confitería: se halla excluida de la última edicion de la Academia, sin la justa causa conque se ha omitido zvderia, que estaba en la penúltima indudablemente por error tipográfico.
ZUCRERO. n. Confitero. / Zucker es sucre en alemán , se pronunsie /tsúca/
ZUDA. n. Castillo, segun Ducange.
ZUNCE, n. Plegado en la tela.
ZUNCIR, n. Fruncir, plegar ó recoger el borde de cualquiera tela.
ZURIZA. n. Persona chismosa
ZURO. d. Corcho. / suro , cap de suro
ZURRACO. d. Bolson de dinero, y en general dinero muy escondido. / un surrac es una serra dentada