lunes, 23 de noviembre de 2020

La ortógrafa Mónica Ros y el catalán «iaia», Ricart Garcia Moya,

http://ricartgarciamoya.com/2020/11/21/la-ortografa-monica-ros-y-el-catalan-iaia/

(Atres imaches a la web orichinal)

iaia, yaya, abuela, agüela, ahuela, agüelo, abuelo, ahuelo, güelo

Las bombas juguete fueron una de las armas más crueles empleadas para matar seres humanos, generalmente niños. Eran bombas de racimo con apariencia de pelotas de tenis, y sus efectos aún se observan en los que fueron menores y ahora son mutilados adultos en Yemen, Laos, Siria, Vietnam, Líbano, etc. El aspecto inofensivo de las bombas las convertía en eficaz artilugio mortal. Aquí, en el Reino, el agresivo expansionismo usa el idioma como arma destructiva y, especialmente, con alumnos de poca edad. En el diario catalán Levante tenemos un ejemplo de inocente bomba-sentimental camuflada de noticia:

«Una ‘iaia’ leyó el cartel que pintaron sus nietos y les respondió con el corazón» (Levante, 17/ 11/ 2020).

Tanta ternura y sensibilidad me provoca llanto, ¡snif, snif!; pero la carga explosiva esta oculta por el empalagoso cóctel lacrimógeno de abuela + nietos + corazón, ¡snif, snif!. La finalidad del maestro que lavó el cerebro a los niños y les enseñó a escribir el catalán «iaia», más la conocida habilidad enredadora del periódico catalán Levante, son los que lanzan al lector la bomba-juguete; pues, ¿quién dudaría de una noticia tan enternecedora? Además, la periodista ortógrafa Mónica Ros adereza el engaño al destacar la perfecta ortografía de estos niños-escudo de 9 y 7 años:

«Eligieron el tamaño, las letras, los colores y el mensaje, con perfecta ortografía: Iaia cúrate pronto’» (Mónica Ros, en Levante, 17/ 11/ 2020).

Huele mal el mensaje-petardo de la petarda Mónica, pues en idioma valenciano se escribe «yaya», aunque los que viven de la inmersión ordenen usar el catalán ‘iaia’. Hay incógnitas sin resolver respecto a la génesis de esta voz valenciana que se extendió hacia Aragón, Cataluña, Albacete y Murcia (como sucedió, p.ej., con ‘baladre’). Corominas propagó el dogma de fe de que «yaya» era un imperfecto vocablo infantil, pues los bebés pronunciaban el cat. «avia» como «iaia»; lástima que no tenga ninguna documentación en manuscritos o impresos de los numerosos observadores y usuarios de la lengua pretérita. En las abundantísimas comedias, sainetes, dramas, novelas y ensayos, siempre surge una situación en que el narrador intenta expresar los balbuceos idiomáticos de un niño, algo que confería realismo a la narración. No hallamos ese eslabón diacrónico perdido que sustentaría el origen catalán de «yaya», palabra relativamente moderna que se documenta abundantemente en valenciano antes que en castellano y catalán:

“pot ser yaya” (Casademunt: Un bateig en Burriana, 1871, p. 12)

“la yaya… vinga la neta” (Colom, J.: El sant del agüelo, 1882, p. 12)

“la veu de ma yaya” (Semanari El Cullerot, Alacant, 15 maig 1898)

“ta muller, vostra mare, vostra yaya” (Urios, Elvira: Día de Pascua, c. 1925)

“¿Vosté sap que ve ma yaya?” (Alberola, E.: L’amo y senyor, 1927)

esta nit soparás en ma casa; y ton yayo, y ta yaya” (Meliá: Els reys dels chiquets, 1927)

“escolta, yaya” (Esteve, Ch.: Els Magos del chiquet, 1928)

“he oit parlar alguna vegá a ma yaya” (Meliá: Al pas del Nasareno, 1928)

“¡Net meu! .-Es la yaya, dónali un bes” (Aznar Pellicer: L´hora tonta, 1929)

“la meua yaya” (Peris: La bolcheviquí del Carme, 1932)

“eixa que parla es la yaya” (Coloma Pellicer: El secret, Alacant, 1933)

El sustantivo no es una simple deformación hipocorística; aunque la voz sí los puede generar, incluso con variable de género:

“Bon dia mos done Deu… es la seua yayeta” (Gayano: Del Tersio…, 1921)

“sentat así, yayet” (Beltrán: Ratolins de casa rica, 1934)

Precaución, amiga conductora Mónica Ros. Ve despacio por el tobogán inmersor y no te pises tu raciocinio por la precipitación en aplaudir aberraciones ortográficas y, por vergüenza deontológica, no te degrades a espoleta de las bombas-juguete del expansionismo.

‘Yaya’, ¿voz guadiana del valenciano?

Parte del léxico de una lengua suele permanecer en la reserva de colectivos aislados, sea por su situación geográfica o social, sin que ello significara que fueran palabras tabúes. Lo cierto es que una voz guadiana emerge cada cierto tiempo. Son atractivas para los etimólogos y provocan castillos de naipes sobre su origen y parentesco; p.ej., el valenciano «torondo» emerge y vuelve a sumergirse periódicamente en la profundidad del tiempo lingüístico. Hacia el 1400 vemos «torondo» (Bib. Univ. Valencia, Ms. 505) en un manuscrito en valenciano caótico, que parece copia de otro del 1300. La palabra vuelve a esfumarse y no tenemos noticia de ella hasta que Covarrubias confirma que era usual en valenciano; y que él, dedicado hacia el año 1600 a recopilar material para su diccionario, lo escuchaba como equivalente al castellano chichón: «chichón… en valenciano torondo» (Tesoro de la lengua, a.1611). En 1887 aparece descrito por Escrig y Llombart: «torondo: bulto o chichón que se levanta en alguna parte del cuerpo, especialmente en la cabeza, de resultas de un golpe. Lo mismo que bony» (Dicc.1887). Según Alcover, «torondo… podría ser forma mozárabe valenciana con -o, procedente del latín tŭrŭndu» (DCVB). Fuera mozárabe o no, hoy nos queda el refrán valenciano: «Sobre bony, torondo«, es decir, la acumulación de un mal, Mónica Ros, encima de otro que padecemos, el diario Levante.

Periodista ortógrafa Mónica Ros: con tus salpimentados catalaneros en el Levante ayudas a indroducir bombas-juguete contra el lector despistado; pero, cuando el pueblo recobre la autoestima y borre de nómina a los profesionales del autoodio, quizá no seas tan vehemente en tu defensa del idioma invasor. Mira, portento de la lingüística, el filólogo y académico Fullana, pese a la tremenda presión ejercida por los colaboracionistas hacia el año 1920, todavía mantenía la morfología valenciana «yaya» (Vocabulari ortográfic valenciá, 1921); algo que también respeta en la actualidad nuestra academia pobre, pero honrada, en su dicc. de la RACV.

La 1ª documentación de «yaya» aparece en el Perú español

Respecto al enigma de «yaya» y su tardía aparición impresa en el 1800, me viene a la memoria algo chocante relativo a las lenguas americanas. Así, en relatos descriptivos del Perú español aparece la voz «yaya» como parental del quechua. El carmelita sevillano Vázquez de Espinosa, autor de un Compendio donde recogía hechos anecdóticos como la erupción del volcán Huaynaputina en el año 1600, también dejó interesantes anotaciones sobre idiomas peruanos:

«para dezir, hombre, runa, padre, yaya… lengua general del Pirù» (Vázquez de Espinosa, Antonio: Compendio y descripción de las Indias Occidentales, año 1629, p.31)

El inca-español Poma de Ayala nos dejó en «El primer coronica» (h.1595) la primera documentación del parental ‘yaya’. Curiosamente, mi cuñada peruana Sofía, que conoce el quechua, me dice que, para ella, sólo significa ‘herida».

Anterior a Vázquez tenemos al inca Felipe Huamán Poma de Ayala, cronista de la sociedad indígena del Imperio y ejemplo de integración en la hispánica. Su valiosa Crónica ofrece una perspectiva del mundo andino y permite conocer aspectos de los peruanos del siglo XVI, con textos en quechua y español. Enviado a España el manuscrito de 1180 páginas, como regalo a Felipe III, no pudo conocerlo el monarca al desaparecer en el viaje. Hoy se custodia en la Biblioteca Real de Dinamarca. El antropólogo Poma de Ayala comentaba que en su lengua, el quechua, la yaya también aludía a la comadre o madrina:

«Y avia bautismo de palabra y se bautizauan y le dauan sus nombres de sus padres a las mugeres, de sus madres a las crias, con ello hazian fiestas, con el que daua el nombre de palabra se hazían parientescos, y conpadre (sic) y comadre, a estos les llamauan yaya» (Poma de Ayala: El primer nueva coronica, c. 1595, p.67)

El parental ‘yaya‘ podía aludir en la antigua lengua quechua al padre, al compadre y la comadre, es decir, al padrino y la madrina que, en ocasiones, era la propia abuela. Los dos historiadores ofrecen acepciones distintas: «yaya» era el padre, según el cronista sevillano; y «compadre y comadre», según el recopilador hispano-inca. Curiosamente, la ambigüedad de género en «yaya», femenino y masculino, recuerda la que existía en el antiguo occitano «l’avi dona» y «l’avi home», del Rosellón. En el mismo folio del manuscrito del inca Poma de Ayala nos hace ver que la comadre o yaya era también la abuela de una unidad familiar que, en aquella sociedad en que a los 13 años se solía ser madre, a los 26 eran yaya, abuela o comadre, y los hijos podían ser de diferentes padres:

«no se consentian pecados que ubiesen adulterio ni con ermanas y tias y comadres y sobrinas y parientas sercanas» (Poma de Ayala: El primer nueva coronica, c 1595, p.67)

Al existir multitud de lenguas en el país andino (quechua, matsigenka, shipibo, ashaninka, aimara….), puede que la alusión a la ‘yaya‘, comadre o madrina, que frecuentemente era la propia abuela del bautizado, para los españoles poco avezados del laberinto idiomático andino la asociaran solamente a abuela. Además, los españoles peruanos que iban y venían embarcados en los grandes galeones de la ruta hispánica de Filipinas, Perú, España, llevarían en sus alforjas léxicas la voz, con ligeros cambios semánticos y sin dejar de ser parental. En las Filipinas españolas, en tagalo se amplió la polisemia de la palabra: «yaya: mujer encargada de cuidar niños»:

tagalo: Dapat magbayad ng yaya o iba pang mga gastusin sa tahanan.

español: Tiene que pagar a una niñera o por otros gastos domésticos.

Los cerca de 40 idiomas del Perú español del 1600 ofrecían matices morfosemánticos que los singularizaban. Así, el jesuita Holguin recogió la voz «paya: abuela». (Holguin: Voc. Lima, 1608)

Paya, abuela, Perú, quechua

Quien escucha o lee un texto tagalo constata la pervivencia de léxico de origen español: tinidor (tenedor), silya (silla), baraha (baraja), baca (vaca), etc. Respecto a ‘yaya’, hay concordancias que conforman campo semántico: abuela que cuida nietos, mujer que cuida niños, madrina que protege ahijados, etc. Hay que valorar que muchos vocablos que ahora son usuales en español, proceden de territorios americanos del Imperio: canoa, tiburón, cancha, puma, caucho, chocolate, etc. En las variables de la lengua quechua, el sust. ‘yaya‘ designaba a quien tenía hijos o descendientes, y no hay duda de que la ‘yaya o abuela los tenía. El jesuita González Holguin compuso otro diccionario quechua en 1608, con morfologías casi homógrafas a ‘yaya’, también con valor parental: el sust. «paya: abuela» y «payap: bisabuela» (Vocabulario de la lengua quichua (sic), año 1608). En fin, el tema no esta claro; y espero sentado que los defensores de la «iaia» catalana nos ofrezcan documentación de su uso en el 1700, para que reconozcamos su prevalencia: pero, por favor, que no aparezca sobre un manuscrito manipulado y falseado, como las ‘Regles ‘esquivar vocables» de 1930.

L’ahuelo vert de la dreta, el del nas jagant, en ulleres y boca mig auberta, soc yo. La sinyora es ma cunyá peruana Sofía, que encá sap paraules quechues de les que parlaven en sa familia. Respecte a «yaya» me diu que asoles es ferida cutánea; y «paya», sinyora en la vellea. Pot ser que’n atra llengua, de les milanta que tenen en Perú, tinguen l’arcaisme com a paraula viva y polisémica. Per sort, les ortógrafes en furor catalaner del periódic Levante no han aplegat dasta Lima.

Blas Flare

Blas Flare, Black Friday
Blas Flare, Black Friday, flare, frare, frere, frater, germá

https://es.wikipedia.org/wiki/Viernes_negro_(compras)

http://www.fundeu.es/recomendacion/viernes-negro-entrecomillado-y-en-minuscula-1533/




sábado, 21 de noviembre de 2020

Johan Curto, Pere Jorda, Tortosa,

19 DE MARZO, 1461. 

Als molt reverend magnifichs e molt savis mossenyors los diputats del Principat de Cathalunya residents en Barchinona.
Molt reverend magnifichs e molt savis mossenyors.
Vostres reverencies certifich com per los capitans de les gents darmes conduides per lo general excepto en Çamaso me es stat dit que les sues gents se han despes lo sou e diners quels es stat donat e que no tenen que despendre e si nols es provehit de algunes peccunies se dubten que per necessitat no se hajen a convertir a plenirse de coses e robes de altri e que no hajen a furtar de les quals coses me han dit ne scrivis a vostres reverencies dients que ho sen hauran anar o hauran a furtar si donchs per vosaltres no son soccorreguts com no tinguen de que poder viure e sostenirse.

(Y estos soldados harapientos, que mueren de hambre sin luchar, que no tienen de qué poder vivir y sostenerse, viure e sostenirse, aparte de ordeñar liebres por los llanos de Leyda, Lérida, Ilerda, Ilerde, y "talar" las huertas regadas por el Segre, Cinca y Ebro, hurtar, furtar, habían de entrar en Morella a liberar al Príncipe de Viana, o atacar al Rey de Aragón en Zaragoza, Çaragoça? JA JA JA!
Lo orgull catalá es tan antic com Chastelongne, pero tamé lo seu patetisme.
)

Perque mossenyors vos certifich de les dites coses supplicant vos hi vullau prestament provehir com sia cosa que no sofir dilacio. Mes encara mossenyors lo poble e gents de aquesta ciutat se sospiten molt den Johan Curto balle de aquesta ciutat lo qual sta en lo castell e jatsia hi haja altra gent en custodia de aquell empero per la afeccio que fins aci ha mostrada al Senyor Rey e apres seguit lo fet de Leyda lo dit Senyor Rey los a fet anar a parlar ab ell e apres per lo dit Senyor Rey li son stats tramesos alguns correus ab letres e no cessa de letrejarse ab lo dit Senyor Rey. Lo poble de aquesta ciutat no pot
comportar que aquell stiga en alguna manera en lo dit castell recelant e sospitantse molt de aquell e es tanta la murmuracio de les gents quels honorables procuradors de aquesta ciutat me han dit que yo ne scrigues a vostres reverencies que volguessen provehir que lo dit balle no ature en lo castell e que sia request per part de vostres reverencies en virtut de la seguretat per ell prestada de inseguir e executar totes vostres requestes que buyde lo dit castell e no stiga en aquell perque mossenyors com lo dit castell sia la major fortalesa de la ciutat e sia molt necessari sostenir aquell car pres lo castell la ciutat seria perduda e nos poria sostenir per custodia de aquella e repos dels ciutadans e habitants e cessar tot perill e inconvenient supplich vostres reverencies vullen provehir en les coses dessus dites e aço breument com sia molt necessari e no comporten dilacio. Certificantvos mes com lo mestre de Muntesa per ses letres ha scrit al alcayt del castell de Paniscola (Peñíscola) que fornescha e proveescha de vitualles aquell per un any e a les universitats de Sent Matheu e Trayguera que adoben los murs encautant los que facen molt prest les dites coses e que no haja falla. Creuse ques fa per los fets occorrents. Perque mossenyors vos avise de les dites coses oferintme fer molt promptament e complir tot lo quem sera scrit e manat per vostres reverencies les quals tinga la Sancta Trinitat continuament en sa proteccio e guarda. Scrita en Tortosa a XVI de març any Mil CCCCLXI. - Mossenyors lo qui es molt prest a tota ordinacio e manament de vostres grans reverencies Pere Jorda diputat local de Tortosa.


viernes, 20 de noviembre de 2020

Tragedia

Una nit maravillosa va acabá en tragedia; dingú podíe entendre cóm de un momén a un atre se va passá de tanta alegría a tan gran doló y tristesa

Tot estabe mol tranquil, normal, enriénmon mol, passánu be; y de repén tot va cambiá.
No hay parat de plorá desde entonses, un doló tan gran no lo vull torná a patí may mes.
A dingú li dessicho vore alló, escoltá eixos crits de temó, de pánic:
AGÁRRALA! QUE NO CAIGUE! NO LA SOLTOS!

Y no vam pugué fé res. Me va caure la milló botella de vi negre que teníem an terra, y cap dels que estáem la vam pugué salvá.


Una nit maravillosa va acabá en tragedia; dingú podíe entendre cóm de un momén a un atre se va passá de tanta alegría a tan gran doló y tristesa.



lunes, 9 de noviembre de 2020

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA OCTAVA.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA OCTAVA.

Un home té sels de la dona. Ella se lligue una cordeta a un dit, per la nit, y sen arribá al seu amán. Lo home sen done cuenta, y, mentres acasse al amán, la dona fique al seu puesto del llit a un atra dona, a la que lo home pegue y li talle les trenes, y después va a buscá a los germáns de la seua dona. Estos, trobán que lo que díe no ere verdat, lo insulten.

Extrañamen malissiosa los pareixíe a tots doña Beatriz, al enfótressen del seu home y tots afirmaben que la temó de Aniquino teníe que sé mol gran, cuan, aguantánlo mol fort la Siñora, la va sentí di que ell la habíe requerit de amors.

Pero después de que lo rey va sentí callá a Filomena, giránse cap a Neifile, li va di:
- Continuéu.

Ella, sonrién, va escomensá:

Hermoses siñores, gran pes me cau si vull en una bona história donátos gust, com tol han donat aquelles que antes se han contat. En la ajuda de Deu, espero descarregám mol be. Hau de sabé, pos, que a la nostra siudat va ñabé un riquíssim viachán de nom Arriguccio Berfinghieri, que nessiamen, tal com ara fan cada día los mercadés, va pensá ennoblís casánse, y va pendre per dona a una jove Siñora noble (que mal li conveníe) de nom doña Sismonda. Esta, com ell, tal com fan los mercadés, estáe fora mol assobín per viaches de negossis, y poquet estabe en ella, se va enamorá de un jove de nom Roberto, que mol tems la habíe festechat; y habén arribat a tíndre intimidat los dos, y tenínla poc discretamen perque mol los agradáe, va passá que (o perque Arriguccio sentiguere algo, o per consevol atra raó) se va fé lo home mes selós del món, y va dixá de eixí de viache, y tots los seus demés negossis, y tota la seua solissitut la habíe ficat en guardá be a la dona, y may se adormíe si no la sentíe abans ficás al llit; per lo que la dona va sentí grandíssim doló, perque de cap manera podíe está en lo seu volgut Roberto.
Pero habén cavilat fort per a trobá algún modo de está en ell, y sén tamé mol solissitada per nell, li va víndre al pensamén de fé açó: com la seua alcoba donáe al carré, y ella sen habíe donat cuenta moltes vegades de que a Arriguccio li costabe mol adormís, pero que después dormíe profundíssimamen, va ideá fé víndre a Roberto a la porta de la casa a mijanit y aná a obríli y está en ell mentres lo seu home dormíe com un soc. Y per a sentí ella cuán arribáe per a que dingú sen acatare, va inventá tirá una cordeta fora de la finestra de la cámara que arribare ben prop de enterra, y lo atre cap portál pel pavimén y hasta lo catre, ficál per deball de los llansols y mantes, y cuan ella estiguere gitada lligássel al dit gros del peu. Después, envián a díli aixó a Roberto, li va maná que, cuan vinguere, estirare de la corda y ella, si lo seu home dormíe, la soltaríe y aniríe a obríli, y si no dormíe, pegaríe un estironet, per a que ell sapiguere que no habíe de esperás prop de la porta. Esta cosa li va pareixe be a Roberto, y anánhi moltes vegades, alguna li va passá de está en ella, y datres va fé massola.

Seguín en este artifissi de esta manera, va passá una nit que se va adormí la Siñora, y Arriguccio va notá algo raro pel llit, va tentá a la escurina y va trobá lo cordellet lligat al dit gros del peu dret de la seua dona, y se va barruntá: «Seguramen que aixó té que sé alguna estratagema».

Y veén después a la llum de un cresol que lo cordell eixíe per la finestra u va tindre per segú; va deslligá lo bensill en cuidadet del dit de la dona y sel va lligá al seu peu, y va está atento per a vore a qué portáe alló. No mol después va víndre Roberto, y estirán del cordell com acostumáe, Arriguccio u va notá, y com no sel habíe lligat be, y lo estiró habíe sigut bastán fort, Roberto se va quedá en la cordeta a la ma, entenén que teníe que esperás, y aixina u va fé.

Arriguccio, eixecánse rápidamen y agarrán les seues armes, va corre cap a la porta per a vore quí ere aquell y per a vóresseles en ell. Com Arriguccio, encara que fore viachán, ere un home fort y valén, en arribá a la porta, no la va obrí en tan cuidadet com solíe féu la dona, y Roberto, que esperabe, veénu, sen va doná cuenta de que no ere ella qui obríe, y només assomá lo nas Arriguccio, va escomensá a fugí, cametes ajudáume, y Arriguccio a acassál. Después de habé fugit Roberto un bon tros, y no parán Arriguccio de perseguíl, están tamé Roberto armat, va desenvainá la espasa y se va girá cap an ell, y van escomensá los dos a intentá ferís o matás.

La dona, al obrí Arriguccio la alcoba, se va despertá, y se va vore que no teníe lo cordellet lligat al dit, y enseguida sen va doná cuenta de que lo seu engañ se habíe descubert, y eixecánse de un bot, donánsen cuenta de lo que podíe passá, va cridá a la seua criada, que u sabíe tot, y tan li va rogá que la va ficá al seu puesto al llit, demanánli que, sense dixás vore, los cops que li foteguere Arriguccio los aguantare en passiénsia y ella lay recompensaríe tan be que no tindríe cap raó de queixás.

Y apagat lo cresol que a la alcoba cremáe, sen va aná de allí y se va amagá a un raconet de la casa, se va ficá a esperá lo que passaríe. Seguín la riña entre Arriguccio y Roberto, los veíns del barri, escoltánu tot y eixecánse, van escomensá a insultáls, y Arriguccio, per temó a sé reconegut, sense habé pogut vore quí ere lo jove ni feríl de cap manera, enfadat, lo va dixá en pas, sen va entorná cap a casa, y arribán a la alcoba, en veu forta va escomensá a cridá: - ¿Aón estás, dona roína? ¡Has apagat la llum per a que no te troba, pero te equivoques! Y anán cap al llit, creén agarrá a la dona, va agarrá a la criada, y tan com va pugué menejá mans y peus tantes puñades y patades li va fotre que li va marcá tota la cara, y per a colmo li va tallá les trenes, diénli mentres los insults mes grans que may se li han dit a una dona roína. La criada ploráe mol, y en raó, y encara que alguna vegada diguere: «¡Ay! ¡Per l´amor de Deu!» o «¡Para!», teníe la veu tan trencada per los plos y Arriguccio estáe tan sego de rabia que no podíe acatássen de que aquella dona no ere la seua.

Esbatusánla, pos, en tot lo dret y tallánli lo pel, va di: - Mala dona, no te tocaré de atre modo, aniré a buscá als teus germáns y los contaré les teues bones obres; y después que vinguen a per tú y que faiguen lo que creguen que correspón al seu honor y te se emporton de aquí, que an esta casa pots está segura de que no hi estarás may mes. Y dit aixó, eixín de la alcoba, la va tancá per fora y sen va aná a casa dels cuñats. Cuan doña Sismonda, que tot u habíe sentit, va sentí que lo home sen habíe anat, va obrí la alcoba y, ensenén la llum, va trobá a la seua criada tota machacada, plorán. Com milló va pugué la va consolá y la va portá a la seua cámara, aon después de amagatóns la va fé cuidá y curá, y la va recompensá mol be, y ella se va quedá contenta. Después de dixá a la criada a la seua habitassió, rápidamen va arreglá lo llit y va ordená la alcoba, y pareixíe que dingú se habíe gitat allí aquella nit, va torná a ensendre lo cresol, se va vestí y arreglá, com si encara no se haguere gitat; y prenén unes teles, se va assentá a cusí, esperán a vore en qué parabe alló.

Arriguccio, al eixí de casa, lo mes rápit que va pugué sen va aná a la casa de sons cuñats, y va pegá tans cops a la porta que lo van sentí y li van aubrí. Los germáns de la dona, que ne eren tres, y sa mare, sentín que ere Arriguccio se van alsá tots, y fen ensendre les llums van aná a ressibíl, y li van preguntá qué buscáe an aquelles hores y sol. A lo que Arriguccio, escomensán pel cordell que habíe trobat lligat al dit del peu de doña Sismonda, los u va contá tot; y per a donáls testimoni de lo que habíe fet, los va ficá a les mans les trenes que creíe habéli tallat a la seua dona, afegín que anigueren a per nella y que li faigueren lo que cregueren que corresponíe al seu honor, perque ell no pensáe tíndrela mes a casa. Los cuñats, mol enfadats de lo que habíen sentit y tenínu per sert, van fé ensendre antorches, en la intensió de ajustáli les cuentes a san germana, y en Arriguccio se van ficá en camí y van arribá a la casa. La mare, plorán detrás de ells, ara a un ara al atre los anáe demanán que no se cregueren aquelles coses sense vóreu ni sabé res mes, perque lo home podíe está enfadat en ella per alguna raó y habéli fet mal, y ara díls alló per a excusás, dién ademés que ella se extrañáe mol de cóm podíe habé passat alló, perque coneixíe be a la seua filla, perque la habíe parit y criat desde menudeta, y moltes atres coses los díe.

Entrán a dins de la casa, van escomensá a pujá los escalóns, y sentínlos víndre doña Sismonda, va di:

- ¿Quí es?

A lo que un dels germáns va contestá:

- Be u sabrás tú, dona roína, quí som.

Va di entonses doña Sismonda:

- ¿Pero qué voldrá di aixó? ¡Siñó, ajúdam! - Y ficánse de peu, va di -: germáns meus, sigáu ben vinguts; ¿qué anéu buscán an estes hores los tres aquí dins?
Ells, habénla vist assentada y cusín y sense cap marca a la cara, cuan Arriguccio los habíe dit que la habíe dixat baldada, se van extrañá y van refrená lo ímpetu de la seua ira, y li van preguntá cóm habíe sigut alló de lo que Arriguccio se queixabe de ella, amenassánla mol si no los u díe tot.

La dona va di:

- No sé qué tos hay de di, ni de qué se pot queixá de mí Arriguccio. Arriguccio, al vórela, la mirabe com idiotisat, enrecordánsen be de que li habíe futut potsé mil puñades a la cara, la habíe esgarrapat, li habíe fet totes les maleses del món, y ara la veíe com si no haguere passat res de alló. En ressumen, los germáns li van di lo que Arriguccio los habíe dit del cordell y de los cops y de tot.

La dona, giránse cap a Arriguccio, va di:

- ¡Ay, home meu! ¿Qué es lo que séntigo? ¿Per qué me fas tindre per roína cuan no u soc, y a tú per home roín y cruel, cuan no u eres? ¿Cuán has estat esta nit a casa, no ya en mí? ¿Cuán me has pegat? Per lo que a mí respecte, no men enrecordo.
Arriguccio va escomensá a di:

- ¿Cóm, roína dona, no mon vam aná al llit juns? ¿No hay tornat después de habé estat encorrén al teu amán? ¿No te hay futut toba y te hay tallat les trenes?
La dona va contestá:

- An esta casa no te vas arrimá anit, pero dixem aixó, que no puc doná datre testimoni que les meues paraules verdaderes, y anem a lo que dius que me vas pegá y tallá lo pel. A mí no me has pegat may, y los que esteu aquí, y tú tamé, fixéuton en mí, si a cap tros del cos ting alguna siñal de palissa; ni te aconsellaría que fores tan atrevit de ficám la ma damún, que, per la creu de Cristo te fotría un bon bufeteo. Y si me vas tallá lo pel, yo no u hay notat ni u hay vist, pero potsé u vas fé sense que men donara cuenta; díxam vore si los ting tallats o no. Y traénse lo vel del cap, los va amostrá que los teníe ben sansés, ajuntats en dos trenes; veén aixó y sentínu los germáns y la mare, van escomensá a díli a Arriguccio: - ¿Qué dius, Arriguccio? Aixó no concare en lo que mos has vingut a di que habíes fet; y no sabem cóm pots probá lo que quede per sabé.

Arriguccio estabe com si ensomiare, y volíe parlá; pero veén que lo que creíe que podíe probá no ere aixina, no se atrevíe a di res.

La dona, adressánse a sons germáns, los va di:

- Germáns meus, vech que ha estat buscán que yo faiga lo que no haguera fet may, aixó es, contátos les seues miseries y la seua maldat; y u faré. Crec firmemen que lo que tos ha contat li ha passat, escoltéu cóm. Este home de pro, o prohome, al que per al meu mal me vau entregá per dona, que se diu viachán y que vol sé respetat y que hauríe de tíndre mes templansa que un mossen y mes honestidat que una donsella, poques són les nits que no ronde y se engatine per les tabernes, y se va entenén ara en una ramera, ara en un atra putarranca; y a mí me se fa hasta mijanit y a vegades hasta la matinada esperánlo cusín, com me hau trobat. Estic segura de que esta nit, anán ben calén, sen ha anat en alguna pelandusca y an ella, al despertás, li ha trobat un cordell lligat al peu y después ha fet totes estes gallardíes que diu, y va torná aon ella, li va pegá y li va tallá lo pel; y no habénse serenat encara, se ha cregut, y estic segura de que su creu encara, que estes coses me les habíe fet a mí; y si ton fixéu be en la seua cara, encara va mich torrat. Tot aixó que ha dit de mí no vull que lay tingáu en cuenta, ya que són coses de un borracho, y com yo lo perdono lo perdonaréu vatros tamé. Sa mare, sentín estes paraules, va escomensá a abalotás y a di: - Per la crez del Siñó, filla meua, aixó no u faré, se hauríe de penjá an este gos, gat y desconsiderat, que no es digne de tíndre a una bona mossa com eres tú. ¡Ni encara que te haguere arreplegat del fang! ¡Que lo partixgue un rellámpec! No tens que aguantá les podrides paraules de un comersianot ple de merda de burro que ve del campo, dels que ixen de les solls vestits de pardillo en les calses de campana y en la ploma al cul, y en cuan tenen tres perres volen a les filles dels gentilhomens y de les bones dames per dones, y porten armes y diuen: «Soc de los tals» y «Los de casa meua van fé aixó y alló». Be voldría que los meus fills hagueren seguit lo meu consell, que tan honorablemen te podíen habé colocat a casa de los condes Guido per un corrusco de pa; y en cambi van volé donát an esta valiosa joyeta que, sén tú la milló mossa de Florencia y la mes honesta, no se ha avergoñit de di a mijanit que eres una puta, com si no te coneguerem; pero a fe que si me faigueren cas se li donaríe un escarmén que lo podriríe. - Y giránse cap als seus fills, los va di -: Fills meus, be tos día yo que aixó no podíe sé. ¿Hau sentit cóm lo vostre cuñat trate a vostra germana, eixe viachantot de cuatre al cuart? Que, si yo fora vatros, habén dit lo que ha dit de ella y fen lo que fa, no estaría contenta ni satisfeta mentres no mel haguera tret de en mich; y si yo fora home en ves de dona no voldría que datre per mí u faiguere. ¡Siñó, fes que li peso, borracho asquerós pocavergoña!

Los joves, vistes y sentides estes coses, se van encará en Arriguccio y li van di les mes grans males paraules que may se li han dit a cap malvat, y encara li van espetá:
- Esta te la perdonam perque encara vas gat, pero cuídaten de que en tota la teua vida de aquí abán no sentigám mes notíssies de estes, que si alguna mos arribe als oíts per sert que mo les pagarás per nesta y per aquella.

Y dit aixó, sen van aná.

Arriguccio, que se va quedá assompat, no sabén ell mateix si lo que habíe fet ere verdat o si u habíe ensomiat, sense di res va dixá a la seua dona en pas. Y ella, no sol en la seua inteligénsia se va escapá del perill inminén, sino que se va obrí camí per a fé en lo tems lo que li donáe la gana o les ganes, sense cap temó del home.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA SÉPTIMA.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA SÉPTIMA.

Ludovico li descubrix a doña Beatriz lo amor que li té; ella envíe a Egano, lo seu home, a un jardí, disfrassat com si fore ella, y se gite en Ludovico, que se eixeque y li fot una palissa a Egano al seu jardí.

Esta invensió de doña Isabela contada per Pampínea va sé per tots los de la compañía tinguda per maravillosa. Filomena, a la que lo rey ya li habíe manat que continuare, va di: Amoroses siñores, si no me engaño, crec que tos contaré una história no menos bona. Hau de sabé que a París va viure un home noble florentino, que, per la seua pobresa, se habíe fet viachán, y li habíe anat tan be en lo comers que se habíe fet mol ric. Teníe de la seua dona un fill únic, al que li habíen ficat de nom Ludovico. Y per a que continuare la noblesa del pare y no se dedicare al comers, no lo habíe son pare volgut ficá en cap negossi, sino que lo habíe colocat jun a datres hómens nobles al servissi del rey de Fransa, aon moltes bones maneres y bones coses habíe adeprés. Y están allí, va passá que serts caballés que tornáen del Sepulcro, mesclánse en una conversa de los joves entre los que estabe Ludovico, y escoltánlos raoná entre ells sobre les dames hermoses de Fransa y de Inglaterra y de atres parts del món, va escomensá un de ells a di que de tot lo món que ell habíe voltat y de totes les dones que habíe vist, may ne habíe vist cap tan guapa com la dona de Egano de los Galluzzi de Bolonia, de nom doña Beatriz. En lo que van está de acuerdo tots los seus compañs, que tamé la habíen vist a Bolonia; y escoltán aixó Ludovico, que encara no sen habíe enamorat de cap, se va inflamá en tan dessich de vórela que en atra cosa no podíe fixá lo pensamén; y del tot disposat a aná hasta Bolonia a vórela, y quedás allí si ella volíe, li va doná a entendre a son pare que volíe aná al Sepulcro, lo que va conseguí en gran dificultat. Ficánse per nom Aniquino, va arribá a Bolonia, y tal com va volé la fortuna, al día siguién o en son demá va vore an esta Siñora a una festa, y li va pareixe mes hermosa de lo que habíe pensat; per lo que, enamoránsen de ella, se va proposá no anássen may de Bolonia si no conseguíe lo seu amor. Y pensán cóm su faríe, va dessidí que, si puguere colocás com a criat del home de ella, que ne teníe mols, igual podríe passá lo que dessichabe. Venuts los seus caballs, y colocats los seus criats de manera que estaben be, habénlos manat que faigueren vore que no lo coneixíen, habén fet amistat en lo amo de la fonda aon estáe, li va di que de bona gana entraríe com a criat de algún siñó de be, si sen podíe trobá algún; a lo que va di lo posadé: - Tú valdríes com a criat de un home noble mol apressiat an esta terra, que se diu Egano, té mols criats, y tots los vol pareguts a tú; yo li parlaré.

Y com u va di, aixina u va fé; y va colocá a Aniquino a casa de Egano, y al amo li va agradá mol. Tan be lo va serví que éste se li va encariñá, y sense ell no sabíe fé res; y ademés li va encomaná lo gobern de les seues coses. Va passá un día que, habén anat Egano a cassá en falcóns, y quedánse Aniquino a casa, doña Beatriz, que del seu amor no sen habíe acatat, encara que an ella li agradáe, miránlo an ell y a les seues maneres, moltes vegades lo habíe alabat; se va ficá a jugá en ell al ajedrez, y Aniquino, que volíe agradáli, se dixabe guañá dissimuladamen, de lo que la Siñora faie maravilloses festes.
Y habénse apartat de vórels chugá totes les dames de la Siñora, dixánlos jugán sols, Aniquino va soltá un gran suspiro.

La Siñora, miránlo, va di:

- ¿Qué tens, Aniquino? ¿Tan te dol que te guaña?

- Siñora - va contestá Aniquino -, algo mol mes gran que aixó ha sigut la raó del meu suspirá.
Va di entonses la Siñora: - ¡Ah! Dísmela, si me vols be.

Cuan Aniquino se va sentí «si la volíe be» com sobre totes les coses la volíe, va soltá un atre suspiro mol mes fort que lo de abans, per lo que la Siñora un atra vegada li va demaná que li diguere quina ere la raó de los seus suspiros.

A lo que Aniquino li va di:

- Siñora, crec que tos molestará si to la dic, y ademés ting temó de que u contéu a un atra persona.
A lo que la Siñora va di: - Segú que no me molestará, y pots está segú que res de lo que tú me digues li charraré a dingú may.

Entonses va di Aniquino:

- Pos com aixina me u prometéu, tos u diré.

Y en llágrimes als ulls li va di quí ere ell, lo que de ella habíe sentit y aón, y cóm de ella se habíe enamorat y cóm habíe arribat allí, y per qué habíe entrat com a criat del seu home; y después, en humildat li va demaná que si podíe sé tinguere piedat de ell y li guardare este secreto y dessich; y que, si no volíe fé aixó, que, dixánlo está en lo traje y disfrás que portáe, li permitiguere amála. ¡Oh, dolsó única de sang boloñesa, que digna de lahors has sigut sempre en estos casos! may te vas enorgullí de les llágrimes y los suspiros y sempre has sigut sensible a les súpliques, y als amorosos dessichos doblegable; si yo tinguera dignes lahors per a alabát, may se voríe satisfeta la meua veu.
La noble Siñora, al parlá Aniquino, lo mirabe; y donán plena fe a les seues paraules, en tanta forsa va ressibí per les seues súpliques lo amor a la men, que tamé ella va escomensá a suspirá, y después de uns cuans suspiros va contestá:

- Dols Aniquino meu, anímat: ni dons ni promeses ni lo festejá de nobles o siñós (aixó que hay sigut y soc festejada per mols) may ha pogut moure lo meu ánimo tan que ne vullguera an algún; pero tú, en tan poc tems com han durat les teues paraules, me has fet mes teua que meua soc. Vech que mol be te has guañat lo meu amor, y per naixó te lo dono y te prometixgo que te faré gosá de ell antes de que acabo esta nit que ve. Aixina que, cap a mija nit, vindrás a la meua alcoba; yo dixaré la porta uberta; saps a quín costa del llit dórmigo; vindrás allí, y si estic dormín, sácsam hasta que me desperta, y te consolaré de tan llarg dessich com has tingut; y per a que tu cregues te besaré.

Y ficánli un bras pel coll, amorosamen lo va besá, y Aniquino an ella. Dites estes coses, Aniquino, dixán a la Siñora, sen va aná a cumplí algunes de les seues obligassións, esperán en la alegría mes gran del món que arribare la nit. Egano va torná de la cassera, y cuan va acabá de sopá, com estabe baldat, sen va aná a gitás, y la Siñora detrás de ell; y com habíe prometut, va dixá la porta de la alcoba ajuntada. A la hora que li habíe sigut dita, va acudí Aniquino y en cuidadet va entrá a la alcoba, va tancá la porta per dins, va aná al costat aon dormíe la Siñora, li va ficá la ma al pit y va vore que no dormíe. Ella, cuan va notá que Aniquino estáe allí, li va agarrá la ma en les dos seues y lo va aguantá fort, donán voltes al llit, y despertán a Egano que dormíe; al que li va di:
- No vach volé dit res perque estáes cansat; pero dísme, Egano, ¿a quí tens tú com a milló criat y mes leal de los que tens a casa?
Va contestá Egano: - ¿Qué es assó, dona, que me preguntes? ¿No u saps? No ña ni ha ñagut may datre del que mes men fiara o me fía o vullga, del que men fío y vull a Aniquino. Pero ¿per qué me u preguntes?
Aniquino, sentín a Egano y que parláen de ell, habíe estirat moltes vegades de la ma cap an ell per a soltás, pensánse que la Siñora volíe engañál; pero ésta lo habíe agarrat mol be y lo aguantáe de manera que no podíe soltás.

La Siñora li va contestá a Egano, y va di:

- Yo te u diré. Yo creía que ere com tú dius, y que te ere mes fiel que los atres, pero me ha engañat, perque cuan ten has anat avui a cassá, ell se ha quedat aquí, y cuan li va pareixe be no se va avergoñí de demanám que consentiguera en fé lo seu gust; y yo, per a que esta cosa no tinguera que probát en massa probes, y per a fétel tocá y vore, li vach contestá que me pareixíe be y que esta nit, passada la mija nit, aniré al jardí y lo esperaré a la soca del pi. Yo no porto cap intensió de anáy, pero si tens ganes de vore la fidelidat del teu criat, pots fássilmen, ficánte damún alguna de les meues robes y al cap un vel, aná allá baix a esperál, que estic segura de que acudirá.
Egano, sentín aixó, va di: - Convé que lo veiga.

Y eixecánse com va pugué a la oscurina, se va ficá alguna roba de la Siñora, y se va tapá lo cap, se va atansá cap al jardí y deball de un pi se va ficá a esperá a Aniquino. La Siñora, cuan lo va sentí ya fora de la alcoba, se va eixecá y va tancá la porta per dins. Aniquino, que habíe passat molta temó, y se habíe esforsat en escapás de les mans de la Siñora, y mil vegades an ella y al seu amor y an ell mateix habíe maldit, veén lo que al final habíe fet, va sé lo home mes felís que may va existí; y habén la Siñora tornat al catre, se van despullá y juns van chalá durán un bon rato.

Después, pareixénli a la Siñora que Aniquino no se teníe que quedá mes rato, lo va fé eixecás y torná a vestís, y aixina li va di:

- Dolsos labios meus, ara agarra una bona gayata y vésten al jardí, y fen vore que me habíes requerit per a tentám, com si fora yo mateixa, insultarás a Egano y mel esbatussarás be, y de aixó se seguirá después mol mes plaé.

Se va eixecá Aniquino y va aná al jardí en una bona vara de oró a la ma. Cuan va arribá al pi y Egano lo va vore víndre, se va alsá com si vullguere ressibíl en grandíssima festa, y va eixí a trobál; a lo que va di Aniquino:

- ¡Ah, dona roína, aixina que has vingut! ¿Y te has cregut que yo volía féli al meu siñó esta afrenta? ¡Sigues mil vegades mal vinguda!

Y alsán la gayata, lo va escomensá a esbatussá com a les sigroneres.

Egano, al sentí aixó y notá la gayata a les costelles, sense di res mes va escomensá a fugí, y detrás de ell Aniquino, encara dién:

- Fora, que Deu te porto a la desgrássia, mala pécora; per sert que demá lay contaré tot a Egano. Y Egano, tan pronte com va pugué sen va entorná a la alcoba, y la Siñora li va preguntá si Aniquino habíe acudit al jardí.

Egano va di:

- Ojalá no hi haguera anat, perque creén que eres tú, me ha batut en una vara y me ha dit les mes grans injuries que may se han sentit díli a una dona roína. Yo me extrañaba mol de que ell te haguere dit aquelles paraules en ánim de fé algo que me portare la vergoña; u ha fet perque te va vore alegre y amable, y va volé probát.

- Entonses - va di la Siñora -, alabat sigue Deu perque a mí me ha probat en paraules y a tú en obres; y crec que podría di que yo soporto en mes passiénsia les paraules que tú les obres. Ya que tanta lealtat te té, ña que tíndrel en estima y honrál.

Egano va di:

- Per sert que dius la verdat.

Y después de alló, Egano creíe que teníe la dona mes leal y lo criat mes bo que may habíe tingut un noble; y aixina, después, moltes vegades Aniquino y la Siñora sen van enriure de este fet, y van tíndre molta mes fassilidat per a fé alló que los donabe plaé, tan tems com Aniquino va vullgué quedás en lo seu amo Egano a Bolonia.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA SEXTA.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA SEXTA.

Doña Isabela, están en Leonetto, y sén volguda per micer Lambertuccio, es visitada per éste, y torne lo seu home; a micer Lambertuccio lo fa eixí de casa en un puñal a la ma, y lo seu home acompañe después a Leonetto.

Lo rey li va maná a Pampínea que continuare, y ella va escomensá a di:
són mols los que diuen que Amor li trau a consevol lo señ, y que als que volen los atonte, pero me pareix una mala opinió, com ya u han demostrat algunes charrades que ham sentit, y yo tos u amostraré en esta:

A la nostra siudat, pleneta de coses bones, va ñabé una Siñora jove, noble y mol guapa, dona de un caballé mol valén. Y com moltes vegades passe, que no mos acontentem en una minjada, sino que mos agrade variá, com lo seu home no la satisfee massa, se va encaprichá de un jove, Leonetto, mol amable y cortés, encara que de baixa cuna, y ell tamé se va enamorá de ella: y com ya sabéu que poques vegades se quede sense efecte lo que les dos parts volen, no va passá mol tems hasta que se van enganchá. Va passá que, com ella ere mol maja y amable, de ella se va enamorá mol un atre caballé, micer Lambertuccio, al que ella, com ere un home desagradable y pesat, per res del món podíe disposás a vóldrel. Pero solissitánla ell mol en celestines y no valénli un no per resposta, com ere un home poderós, va maná que la amenassaren en difamála si no cumplíe lo seu gust, aixina que la Siñora, sabén cóm ere, va tindre que sedí. Y habén anat la Siñora (que doña Isabela teníe per nom), com es costum nostra al estiu, a quedás a una majíssima terra seua al campo, va passá que, habén lo seu home anat a caball an algún puesto per a quedás uns díes, va maná ella fé cridá a Lionetto per a que vinguere a está en ella; ell, contentissim, va acudí incontinenti. Micer Lambertuccio, sentín que lo home de la Siñora sen habíe anat fora, ell sol, puján al caball, sen va aná cap aon ella estabe y va cridá a la porta. La criada de la Siñora, al vorel, sen va aná corrén cap an ella, que estabe a la alcoba en Lionetto y, cridánla, li va di:

- Siñora, micer Lambertuccio está a baix, ve ell sol.

La Siñora, al sentí aixó, se va assustá, y li va demaná a Leonetto que se amagare un rato detrás de les cortines hasta que micer Lambertuccio sen anare.

Leonetto, que tamé teníe temó de ell, se va amagá; y ella va maná a la criada que obriguere a micer Lambertuccio; y ell, desmontán del seu caball y lligánlo a una arnella, va pujá cap a dal.
La Siñora, ficán bona cara, y assománse a la escala, lo milló que va pugué lo va ressibí en paraules, y li va preguntá qué fee allí. Lo caballé, abrassánla y besánla, li va di:
- Alma meua, hay sentit que lo vostre home sen ha anat fora, aixina que hay vingut a está un ratet en vos. Y después de estes paraules, van entrá a la alcoba, y tancán per dins, va escomensá micer Lambertuccio a magrejála.

Y están aixina en ella, completamen fora del pensamén de la Siñora, va passá que lo seu home va acudí, y en cuan la criada lo va vore prop de casa, va corre cap a la cámara de la Siñora y li va di: - Siñora, lo siñó casi está aquí, ya deu está al pati. La dona, al sentí aixó, y pensán que teníe dos hómens a casa (y com sabíe que lo caballé no podíe amagás perque lo seu palafrén estabe al pati lligat), se va doná per morta; sin embargo, eixecánse rápidamen del llit, va cavilá algo y li va di a micer Lambertuccio:
- Siñó, si me voleu be, per a salvám de la mort, feu lo que tos diga. Agarréu a la ma lo vostre puñal, y en mal gesto y tot enfadat baixaréu la escala y ton aniréu dién: «Votovadéu, que ya lo enchamparé a un atre puesto»; y si lo meu home vullguere retíndretos o tos preguntare algo, no diguéu res, sol lo que yo tos acabo de di, pugéu a caball y marchéu, y per cap raó tos quedéu en ell. Micer Lambertuccio va di que aixina u faríe; y desenvainán lo puñal, tot sofocat per lo esfors que habíe fet, y enfadat perque habíe tornat lo amo, va fé lo que la Siñora li habíe manat. Lo home de la Siñora, que ya habíe baixat del alazán, maravillánse de vore un atre palafrén y volén pujá cap a dal, va vore a micer Lambertuccio baixá y se va extrañá de les seues paraules y de la cara tan roija de enfadat, y li va preguntá: - ¿Qué es aixó, siñó?

Micer Lambertuccio, ficán lo peu al estribo y montán a caball, no va mes que: - Votovadéu, ya lo trobaré a un atre puesto. Y va colá.

Lo gentilhome, puján al pis, va trobá a la seua dona al cap de la escala, espantada y en cara de temó, y li va preguntá:

- ¿Qué passe aquí? ¿A quí está amenassán micer Lambertuccio, tan enfadat?
La dona, arrimánse a la alcoba per a que Leonetto la sentiguere, va contestá:
- Siñó, may hay tingut tanta temó com avui. Aquí dins ha entrat un jove que no coneixco, fugín de micer Lambertuccio, que lo perseguíe en lo puñal a la ma, y com ha trobat esta alcoba uberta, tremolán me ha dit: «Siñora, ajudéume, per Deu, que no me maton als vostres brassos». Yo me hay alsat de un brinco y només preguntáli quí ere y qué fee aquí, acudix micer Lambertuccio dién: «¿aón estás, traidó?». Yo me hay ficat dabán de la porta de la alcoba y, al volé entrá ell, lo hay parat; en aixó ha sigut mol cortés, com ha vist que no volía que entrare aquí dins, después de refunfuñá ha baixat la escala, com u hau pugut vore.

Va di entonses lo home.

- Dona, hau fet mol be; mol gran deshonra haguere sigut que mataren an algú aquí dins, y micer Lambertuccio haguere fet una gran villanía seguín an algú que se haguere refugiat a dins de la alcoba de una dona. Después li va preguntá aón estabe aquell jove.

La dona va contestá:

- Siñó, se haurá amagat.

Lo caballé va cridá:

- ¿Aón estás? Ix, en confiansa, que soc lo amo de la casa.

Leonetto, que tot u habíe escoltat, tremolán com si tinguere temó de verdat, va eixí de aon estáe.

Va preguntá lo caballé:

- ¿Qué tens tú que vore en micer Lambertuccio?

Lo jove va contestá:

- Siñó, res que yo sápiga, y per naixó crec que no deu está be del cap, o que me ha pres per un atre, perque en cuan me ha vist no mol lluñ de esta casa, al carré, ha agarrat lo puñal y me ha dit: «Traidó, ¡estás mort!». Y no me ha donat tems a preguntáli per quina raó mu díe, mes que hay escomensat a corre tan depressa com hay pogut, y hay entrat a la primera casa uberta que hay trobat, aon, grássies a Deu y an esta noble Siñora, me hay salvat.
Va di entonses lo caballé:

- Pos ves, no tingues mes temó; te portaré a casa teua, y después entératen be de lo que tens que vore en ell.

Y en cuan van acabá de sená, fénlo pujá al seu caball, lo va portá a Florencia y lo va dixá a casa. Y después, segóns les instrucsions ressibides de la Siñora, aquella mateixa nit va parlá en micer Lambertuccio de amagatóns, y en ell van tratá de no parlá de alló may mes, y aixina no sen va enterá lo caballé de la burla que li habíe fet la seua dona.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA QUINTA.

JORNADA SÉPTIMA. NOVELA QUINTA.

Un selós disfrassat de retó confesse a la seua dona, y ésta li done a entendre que vol a un mossen que ve a está en ella totes les nits. Mentres lo selós de amagatóns fa guardia a la porta, la dona fa entrá a un amán seu per la teulada o tellat, y están juns.

Lo rey, per a no pédre tems, li va di a Fiameta que continuare, y ella va escomensá aixina: Nobilíssimes siñores, la pressedén história me porte a raoná sobre los selosos, furtadós de la vida de les dones joves y casi procuradós de la seua mort. Están elles tota la semana tancades, atenén a les nessessidats familiás y doméstiques, dessichán, com tots, tíndre después los díes de festa alguna distracsió, algún descáns, y pugué entretíndres com u fan los llauradós al campo, los artesáns a la siudat y hasta los regidós dels tribunals, com va fé Deu cuan lo día set va descansá de tota la seua faenada, y com u volen les leys santes y les sivils, que miren pel honor de Deu y pel be comú, per naixó se han diferensiat los díes de treball de los de descáns. En aixó no miren res los selosos, y aquells díes, que per a totes les atres són alegres, an elles, tenínles mes tancades y mes vigilades, fan sentí mes mesquines; y aixó sol u saben les pobretes que u han experimentat. Per lo que, per a acabá, lo que una dona li fa a un home selós sense motiu, per sert que no se hauríe de condená, sino alabás.

Va ñabé a Rímini un viachán mol ric, en moltes possessións, y en mols dinés, que teníe una majíssima dona, y va arribá a está mol perdut pels sels, sensa datra raó que vóldrela mol, y la teníe per mol hermosa y sabíe que ella en tot lo seu afán se preocupabe de agradál, pero creíe que tots los atres homens la volíen, que a tots los pareixíe hermosa y tamé que ella se preocupáe de agradáls tan com an ell (argumén de home desgrassiat y de poc sentimén). Y aixina, en estos sels, tan la vigiláe y tan preta la teníe com u están los condenats a la pena capital, inclús mes. La dona, no ya a bodes o a festes o a missa no podíe anáy, sino que no se atrevíe ni a assomás a la finestra y mirá fora de casa; per naixó la seua vida ere mol trista, y no aguantabe este fastidio perque no teníe cap culpa de res.

Per lo que, veénse maltratá sense raó per lo seu home, va dessidí per a consolás trobá lo modo de tornáli esta injustíssia. Y com no podíe assomás a la finestra, no se podíe mostrá per a que algún li manifestare lo seu amor passán per la casa; pero sabén que a la casa apegada a la seua ñabíe un mosso pito y amable, va pensá que per un foradet a la tapia que dividíe les dos cases lo podríe mirá y a lo milló parláli, y potsé donáli una mica del seu amor si ell ne volíe, y de esta manera passá la seua desgrassiada vida hasta que lo dimoni ixquere del seu home.

Y anán de una part a l´atra, cuan lo seu home no hi estáe, revisáe la tapia, y va vore a un raconet mol amagat una bada, y mirán per nella, encara que casi no atináe res, sen va doná cuenta de que donáe a una alcoba, y se va di:

«Si fore esta la habitassioneta de Filippo (es di, del mosso veí seu), estaría ben contenta.» Y en secreto, a una criada seua, que li teníe llástima, la va fé espiá, y va trobá que lo jove dormíe allí sol; per lo que, arrimánse assobín a la bada, cuan sentíe que lo jove estáe allí, dixáe caure pedretes y rametes seques, y aixina lo jove, per a vore qué ere alló, se va arrimá a la bada. Ella lo va cridá en veu baixeta, y ell, que li va coneixe la veu, va contestá; y ella en curtes paraules li va obrí lo seu pensamén. Ben contén lo jove, va fé de la bada un forat, y cada día una mica mes gran, pero amagat per a que dingú puguere donássen cuenta; y per allí moltes vegades se parláen y se tocáen la ma, pero mes aban no podíen aná per la rígida guardia del home selós. Arrimánse la festa de Nadal, la dona li va di al home que, si li dixáe, volíe aná a missa, confessás y combregá, com fan los atres cristiáns; a lo que lo selós li va contestá: - ¿Y quín pecat has fet que vols confessát?

Va di la dona:

- ¿Cóm? ¿Creus que soc una santeta perque me tens tancada? Be saps que fach pecats, com totes les demés persones; pero no vull dítels a tú, que no eres retó. Lo selós va notá la mosca detrás de la orella, y va dessidí enterássen de quíns pecats habíe fet la seua dona, y va pensá la manera de féu; va contestá que li pareixíe be, pero que no volíe que aniguere a datra iglesia mes que a la seua capelleta, y que hi aniguere pel matí, prontet, y que se confesare en lo seu capellá o en lo retó que lo capellá li diguere, y no en datre, y que tornare enseguida a casa. A la dona li va pareixe que algo habíe entés; pero sense di res va contestá que aixina u faríe. Arribat lo matí de Nadal, la dona se va eixecá al eixí lo sol, se va arreglá y sen va aná a la capelleta que lo home li habíe manat. Lo selós, per la seua part, se va alsá pronte y sen va aná cap an aquella mateixa capelleta, y va arribá allí antes que ella; y habén ya en lo mossen de allí arreglat lo que volíe fé, vestínse rápidamen una de les sotanes del retó y una cassula gran en capucha, com u veém a la mayoría dels flares, se va assentá prop del coro. La dona, al arribá a la capelleta, va fé preguntá per lo mossen. Lo retó va víndre, y sentín que la dona volíe confessás, li va di que ell no podíe sentíla, pero que la encomanaríe a un compañ seu, y la va enviá cap al selós. Este, encara que estáe algo oscur y que portáe la capucha ficada, que li tapáe hasta los ulls, no va pugué amagás tan be que no siguere reconegut rápidamen per la seua dona; y ella, al vore alló, se va di an ella mateixa:

«Alabat sigue Deu, éste de selós se ha fet retó, pero dixéumel, que li daré lo que está buscán.»

Fen vore que no lo coneixíe, se va assentá als seus peus. Micer selós se habíe ficat unes pedretes a la boca per a que li cambiaren una mica la veu, y aixina la dona no lo reconeguere, pareixénli que en lo demés estabe ben disfrassat. Están al confessonari, entre les demés coses que la Siñora li va di, habénli dit primé que estabe casada, va sé que estabe enamorada de un mossen del seminari que totes les nits anabe a gitás en ella.

Cuan lo selós va sentí aixó, li va pareixe que li habíen enclavat un gaviñet de Albacete al cor; y si no fore que lo va animá lo dessich de sabé mes de alló, hauríe abandonat la confessó a miges y haguere colat, pero se va quedá coto y li va pregunta a la dona:

- ¿Y cóm es assó? ¿No se gite en vos lo vostre home?

La dona va contestá:

- Pare, sí.

- Pos - va di lo selós- ¿cóm pot tamé gitás en vos lo mossen? - Siñó - va di la dona - , cóm su fa lo retoret no u sé, pero no hay ña a casa cap porta tan tancada y barrada que, al tocála ell, no se óbrigue; y me diu ell que, cuan arribe a la de la meu alcoba, abans de obríla, diu sertes paraules per les que lo meu home se adorm incontinenti, y al notá que dorm, obri la porta, entre, ve cap a mí y me fique les garres altes; y aixó may falle, pos vaya potro está fet lo capellanet.
Va di entonses lo selós, una mica farfallós:

- Siñora, aixó está mol mal fet, teníu que abstíndretos de féu.
La dona li va di: - Siñó, aixó no crec que puga féu may, perque lo vull massa.
- Pos yo no podré absóldretos.
Va di la dona:
- U séntigo mol: no hay vingut aquí per a di mentires; si creguera que puc féu tos u diría. Va di entonses lo selós:

- En verdat, Siñora, me feu llástima, que tos vech pédre l´alma fen en estes coses; pero per a servissi vostre intentaré resáli unes orassións espessials a Deu en lo vostre nom, que potsé tos ajudon; y tos enviaré alguna vegada un escolanet meu al que li diréu si tos han ajudat o no; y si tos ajuden, continuarem.

La dona li va di:

- Siñó, no me enviéu dingú a casa, que si lo meu home sen entere, com es tan selós pensaríe que només ve per a algo roín, y may mes tindré pas en ell.
Lo selós li va di:

- Siñora, no tingáu temó per naixó, que u faré de tal manera que may tos dirá una paraula. Va di entonses la Siñora:

- Si assó tos diu lo cor, que se faigue.

Acabada la confessió, ressibida la peniténsia y eixecánse, sen va aná a sentí missa.
Lo selós, en la seu desgrássia, bufán y rebufán, sen va aná a tráures la roba de mossen y sen va entorná cap a casa, pensán cóm su faríe per a trobá juns al mossenet y a la dona, y fels una mala passada als dos. La dona va torná de la iglesia y li va notá al home a la cara que li habíe donat bones pascues; pero ell intentáe tan com podíe amagá lo que habíe fet y lo que li pareixíe sabé. Y habén dessidit passá la nit a la vora de la porta del carré esperán a vore si veníe lo retoret, li va di a la dona:

- Esta nit ting un sopá y dormiré fora, tancaré la porta del carré, cuan vullgues, gítat.
La dona va contestá: - En bona hora.

Y cuan va tíndre tems sen va aná cap al forat y va fé la siñal pactada, y al sentíla Filippo enseguida va acudí allí. La dona li va contá lo que habíe fet pel matí, y lo que lo home li habíe dit después de diná, y li va di:

- Estic segura de que no eixirá de casa, se ficará de guardia a la porta, aguaitán, y per naixó troba la manera de víndre esta nit aquí per la teulada, y estarem juns.
Lo jove, mol contén de aixó, va di: - Siñora, aixina u faré.

Arribada la nit, lo selós se va amagá en les armes carregades a una alcoba del pis baix.
La dona va fé tancá totes les portes, y sobre tot atrancada la del mich de la escala, per a que lo selós no puguere pujá si sentíe algo. Cuan li va pareixe be, lo jove va acudí per lo tellat, com si fore un gat, y a la alcoba de la dona que va entrá; y al llit se van está fénse la un al atre cussigañes y algo mes; y despuntat lo día, lo jove sen va entorná cap a casa.

Lo selós, dolgut, sense sopá y carpidet de fret, casi tota la nit va está en les armes prop de la porta, esperán que arribare lo mossenet; y arribán lo día, com ya no podíe velá mes, se va adormí a la alcoba del pis baix. Después, casi a la hora de tercia, se va eixecá, y com ya estáe uberta la porta de casa, va fé vore que veníe de fora, va pujá a casa y va amorsá en bona gana. Y poc después, envián a un sagal com si fore lo monaguillo o escolanet del mossen que la habíe confessat, li va preguntá si qui ella sabía habíe tornat allí. La dona, que mol be va coneixe al missaché, li va contestá que no habíe vingut aquella nit, pero que lo esperáe, perque no sel podíe traure del cap. Lo sagal li va portá la contesta al selós, y ell se va está moltes nits velán, volén enchampá al retoret a la entrada, y la dona va seguí passánsu be en lo seu veí. Al final, lo selós, que ya no podíe aguantá mes, enfadat li va preguntá a la dona qué li habíe dit al mossen lo matí de Nadal que se habíe confessat. La dona li va contestá que no volíe dílay, perque no ere cosa honesta ni convenién.
Lo selós li va di: - Mala dona, encara que no mu digues, yo ya sé lo que li vas di, y hay que sabé quí es lo mossen este del que estás tan enamorada, y que se gite en tú totes les nits fen aná ensalmos o encantaméns, o te tallaré les venes. La dona va di que no ere verdat que estiguere enamorada de un mossen.
- ¿Cóm? - va di lo selós-. ¿No li vas di aixó al mossen que te va confessá?
La dona va di: - No pareix que tu haiguen contat, sino que hagueres estat allí; pero sí que lay vach di. - Pos dísme - va di lo selós -, quí es eixe mosse, y dísmu enseguideta.

La dona va arrancá a riure y li va di:

- Me agrade mol cuan a un home sabut lo porte una dona simpleta com se porte a un borrego per los cuernos al matadero; encara que tú no eres listo, ni u has sigut desde que vas dixá entrá al teu pit al maligne espíritu de los sels; y contra mes tonto y animal eres, la meua glória es mes baixa. ¿Creus tú, home meu, que soc sega del ulls de la cara com tú u eres de los de la men? Sert que no; y mirán vach sabé quí ere lo mossen que me va confessá, enseguida vach vore que eres tú, pero me vach proposá donát lo que estáes buscán, y te u hay donat. Pero si hagueres sigut sabut, com creus, no hagueres intentat descubrí de aquella manera los secrets de la teua honrada dona, y sense sospechá ten hauríes donat cuenta de que lo que yo te confesaba ere la verdat, y no ñabíe an ella gens de pecat. Te vach di que volía a un mossen; ¿y no estáes tú disfrassat de mossen, y no te vull? Te vach di que cap porta de casa meua podíe está tancada cuan lo mossen volíe gitás en mí; ¿y quína porta te ha resistit alguna vegada a casa teua, si allí aon yo estaba hagueres volgut víndre? Te vach di que lo mossen se gitabe en mí totes les nits; ¿y cuán ha sigut que no te haigues gitat en mí? Y totes les vegades que me vas enviá al teu falso escolanet saps que no te vas gitá en mí, y li vach di que lo mossen no hi habíe estat. ¿Quín atre ña de mes desmemoriat que tú, que per los sels te has dixat segá? ¡Y has estat a dins de casa, vigilán la porta, y creus que me hay cregut que has anat fora a sopá y a dormí! ¡Torna a sé lo home que habíes sigut, y no faigues fé burla de tú a qui coneix les teues costums com yo, y dixa eixa guarda que fas, que te juro per Deu que si me vingueren ganes de ficát los cuernos, encara que tingueres sen ulls en ves de dos, me donaría lo gust de fé lo que vullguera, y tú no ten enteraríes!
Lo desgrassiat selós, a qui li pareixíe habéssen enterat mol astutamen del secreto de la dona, al sentí aixó se va vore burlat; y sense contestá res va tíndre a la dona per sabuda y per bona, y ara que teníe que sé selós, se va desvestí dels sels, aixina com sels habíe vestit cuan no ne teníe nessessidat. Per lo que la discreta dona, casi en llissénsia per a féu tot al seu gust, sense fé víndre al seu amán per la teulada com los gats, sino per la porta, lo va fé víndre después moltes vegades, y va passá en ell mols bons ratets.

domingo, 1 de noviembre de 2020

DICSIONARI BÁSIC DEL LLENGUACHE USUAL DEL CHAPURRIAU (ARAGONÉS ORIENTAL)

DICSIONARI BÁSIC DEL LLENGUACHE USUAL DEL CHAPURRIAU (ARAGONÉS ORIENTAL) 

DICSIONARI BÁSIC DEL LLENGUACHE USUAL DEL CHAPURRIAU (ARAGONÉS ORIENTAL)


Este dicsionari está fet en les paraules mes usuals de la nostra llengua. Se han omitit, aquelles paraules que no son tan empleades de forma frecuén per la gen. No se posará cap ejemple de com se empleen les paraules, sólamen una menuda descripsió de cada una de elles y en alguna ocasió, assepsions equivalentes. Moltes de les paraules que aquí apareixen son lo que se díu castellanismes, catalanismes y anglissismes, es di, paraules que son de fora del ambit de actuassió del chapurriau y que se han fet nostres, donanli lo giro gramatical característic de la nostra llengua. Pero a demés, an este llibre, están les paraules autóctones del chapurriau del Matarraña y Baix Aragó, les que sol se díuen al nostre territori, son les que mes personalidad li donen al nostre parlá y que están contengudes en este dicsionari per a presservales de que desapareixquen. Ña que di, que de este dicsionari, se anirán fen revissions de tan en tan, aportán paraules noves y si fa lo cas, traen les que ya no se empleon, per a que lo dicsionari sigue lo mes dinámic possible.
Lo autó. (Carlos Ollés Estopiñá)

Este dicsionari está elaborat en basse a les normes llingüístiques estudiades per lo filólogo Ramón Guimerá Lorente.

Lo dicsionari de Moncho en xls se pot descarregá del grupo privat yo parlo chapurriau, a facebook o carallibre.

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Este diccionario está hecho con las palabras más usuales de nuestra lengua. Se han omitido aquellas palabras que no son empleadas de forma frecuente por la gente. No se pondrá ningún ejemplo de cómo se emplean las palabras, solamente una pequeña descripción de cada una de ellas y, en alguna ocasión, acepciones equivalentes. Muchas de las palabras que aquí aparecen son lo que se dicen castellanismos, catalanismos y anglicismos, es decir, palabras que son de fuera del ámbito de actuación del chapurriau y que se han hecho nuestras, dándole el giro gramatical característico de nuestra lengua. Pero además, en este libro están las palabras autóctonas del chapurriau del Matarraña y del Bajo Aragón, las que solo se dicen en nuestro territorio, son las que más personalidad le dan a nuestro hablar y que están contenidas en este diccionario para preservarlas de que desaparezcan. Hay que decir, que en este diccionario se irán haciendo revisiones periódicamente, aportando palabras nuevas y si hace el caso, sacando las que ya no se empleen, para que el diccionario sea lo más dinámico posible. El autor.